con los ojos cerrados lo podemos conversar

Volví. Antes de irme, con el bolso de la única manera posible, el bollo. La luz en una de las fases se había cortado y allá sigue, con el brillo catódico vaciando la casa, o la heladera. Vos saliste de esa institución, con el brío encadenado, y sonás mejor. Como esa vez que compré un anillo de plástico y un estiquer, lo traje de regreso del mar hacia callao y no sonreíste demasiado. Desde atrás llega un poco la luciérnaga, pero no alcanza para iluminar toda la casa, mañana dijeron que venían a arreglarla, ya va a ser tarde, de día cuando todo se puede ver. Me acuerdo lo plástica, visitada o fulgurante que puede ser esa horita, son prints algo poco desprolijos, igual los prefiero: un esnapshot tiene que ser perfecto, sino vamos con los muchachos que saben hacerlo bien y delicado, para el marco, o el cuadro, tendría que cambiarlo. Quizá las cosas más importantes se dicen y todo a media, como este segundo, que cantan los grillos dormidos en la sombra del patio.

En el canto de las caracolas

Del ritmo del lunes volvieron los diciembres de miles de cumpleaños, la torta partida entre las mellizas y yo de todos esos años felices en club ypf, banco nación, parque norte: la primera institución que me dio herramientas para alterar la mirada a la cultura argentina navegando por el dial de radio AM mientras maestras jóvenes jipis que se habían refugiado siete años en shows de roc me susurraban al oído que les parecía raro, tan chiquito, escuchando Crucis. ¡EL PEZQUEPEZ! Los mejores amigos, aquellos desconocidos, están soldados en el humo del agua más fría de esa pileta enorme. Ayer pasé cerca de donde todo nació, el sabadoclub anterior a la colonia de vacaciones, cortos animados del otro lado de la cortina de hierro, casi como todos los que gabbo le obliga a poner a la competencia del payaso en ese capítulo que recordaremos siempre. ¿Qué cuernos era "palermo viejo" en el ochenta y uno? Un gran galpón de alegrías con instalaciones uterinas para chicos desvalidos pero felices, aprendiendo justo antes de lo necesario pequeñas armas para remontar el barrilete de la primavera en democracia. Voy a dejar la clave, como dice zamba, para escribir en vivo y en directo, pero sobre la maravilla imbatible de cada diciembre y enero 80-86 no pude, no podré nunca, todo es clave de sol.

always in the middle, but never between us

Llegaron los amigos del alma que aún permanece pura. Me trajeron una remera de bich bois y el cantautor judío que nació en devoto el pin que ilustra este nochedía, una de las canciones del nuevo disco, que le di a la princesa para que los guarde y sonría, con filias y fobias, aunque se quede mientras se va. El viernes que no empezó ecualizado: me llaman para que vuelva a ser el anfitrión del equilibrio mental, desde una institución que solo puede clausurar (espero que estés mejor). Aunque el fin de año venga a apalearnos, brindamos, no se ponen más sucias como dice dieguito...Sólo es el cambio, los que se fueron, curva del siglo. El jugo se exprime de a poco con naranjas paraguayas.

Yo solo tengo, y tu eres...

Revoluciones por minuto, y un tercio, avenidas, peleas en palieres, chicle, noches de alguna luna de belgrano, besos robados merecidos propios a tiempo, principio del fin, nieve, hastío, belleza, quinto cumpleaños, camas, teléfono, presión, juntos, california, entiendo que no entiendas que entendía, armadura, piedad, más de lo que te conozco, vos, claro, es posible, no.

Ni tango ni tan poco

Es que no hay salida al río, tenés que ir hacia el sur, o al norte, desde acá podés ver como hacen esas torres de colores sin cemento ni gracia, pero salir derecho al agua olvidate. Ayer, más cerca del escenario: hoy, guarecidos de la lluvia en la carpa me dijiste que anduviste a caballo y yo quizá ya sabía, era sagitario claro, estuve toda la tarde escuchando un grupo que empieza con tu nombre y sigue con la cuna y el pop piyama, mejor género del siglo. Empezó la lluvia, el hombre de palacio le entrega un saludo al rey de los mares de algodón, buen humor entre música y públicos y el canto, allá, con los abrazos y lo mejor de todos nosotros atravesados por rayísimos y truenos, pepsi y soda cáustica. Como si la noche de ayer se hubiera desvanecido en ésta, como esa tarde del debut, que fui temprano con los amigos a la calle estados unidos para hacer cola y festejar después adentro, dicen los toreros, compañero. Antes lo fijé, ahora un poco mucho menos: vas a llamarme/para mi cumpleaños? No sé si atender.

La alegría destrenzada

Respirá el fin del pasado, dijo Germán mientras Valentina (sí, ella, por supuesto) entonaba a mi lado el mantra de las tardes despiertas en balcones. Llegué con cerezas pensando en el río que se va a terminar de golpe, y acabamos el día de a uno primero: todos después en la misma sintonía perfecta. Mi padre afirmó que el Uruguay se queda sin agua cuando arranque fin land a clorificar la madera, y no pude sacarme de la cabeza la única reflexión posible para el club unidos obsesivos de la contienda civil: ¿por qué dos colonias separadas por dos trazos de agua enormes llaman a un tipo empleado de otro criado por Francisco Franco, con un bastón, para tomar decisiones? Respiré profundo, y el fin no quiere llegar, me agarro como a una balsa, las fruterías ya exponen las veraniegas. Con más ciruelas nos manchamos el cuello y nunca jamás cocinadas, solo apabullantes en la fuente, esa acidez a la mañana alrededor del carozo, ahí, concentrada, leyendo el buclet en el verso número cinco, ese de estás muy bien (te dije).

Palacio de los aplausos

Si "Loco" era un homenaje al barrio norte, los vecinos de este lugar debemos estar agradecidos al comandante que hizo justicia y dedicó un disco entero, luminoso y repleto de sonidos puros que iremos descubriendo durante largo tiempo, al Retiro. Derrocado el edificio por una de esas aberraciones de durloc y techos bajos, en la foto observamos su original presencia: allí los muchachos iban en busca de las mieles y los humos, al son de esa ciudad donde los ritmos tropicales podían servir en variados rincones un día una gran orquesta y al otro a la guitarra del maestro Oscar Alemán, en una olla dorada de jazz, mambo, vientos y guisqui. Como la primavera se está haciendo verano, el aire fresco de la plata cruza las vías del ferrocarril y baña muy de a poco la otra orilla de la gran avenida, donde el viernes festejamos un comienzo con jardines, velas y amigos, tomando pineral.

Devoto de vos

No era en su obra maestra del panroc, hoy aparentemente, dicen en voz baja, a punto de regresar con mejor sonido aún que esa tapa bellísima del caset. Tampoco en Querido Coronel Pringles (los chimangos,los teros, las ranas, la siesta), casi un poema del muchacho de la calle Stegmann. Ocurría justo al oeste de la ciudad, en el rincón donde nació. Como a todos los que vamos nos cuesta escapar: "y si todo fuera tan sencillo en la vida/no sería tan importante poder salir". Por supuesto que la letra que escribí y musicalizó Rubin (natural de la zona, extrañamente judío allí) no llega ni a sus talones, claro, es solo una oda menor para un romance de la tarde en la plaza arenales. Ayer, mientras hablábamos, repasaba las calles y todas tus preguntas volvieron al agua, pero ciertas, repletas de verdades crudas y tranquilas: me debés una foto del pasado, yo casi voy abriendo el presente, como ese regalo que sube el camino de ladrillos amarillos.

Azopardo

No era él, por supuesto. Saúl pedía por los veintiséis puntos y algún oscuro le movió unos cuantos muchachos que hicieron trizas las vidrieras de Modart. Hombre de diálogo, curtido el cuero y las camperas, dejó de vivir en Buenos Aires. Su estampa brillaba siempre, pero la recuerdo mucho más vibrante un día que fui a clase de yudo en el círculo de salvavidas y el profesor nos anunció que él no se arrodillaba jamás ante un sindicalista y que debíamos asistir igual durante alguno de los catorce paros. Desde el tatami estaba enviándonos un mensaje más radical que gorila (aclaró que "nada tenia en contra de los trabajadores"). Igual en mi casa me sugirieron que no fuera a clase ese día. También huye del planeta durante la misma jornada el hombre de la gramática inconexa que empezó con un niusleter para informar la tabla de precios de las divisas y terminó, después de unas cuantas décadas de apoyo incansable a lo peor del ortodoxismo, saludando al firmamento presente. Era difícil leer titulares como vamos bárbaro con las exportaciones, bajar dos renglones, y encontrar la llegada del dictador cubano: un diario que cambió coherencia interna por almacén de Ramos generales, sobre Paseo Colón. Muy cerca de Azopardo.

El lado de la sombra

Mi abuela Elena siempre hizo crucigramas. Aún ahora, compra las revistas españolas que traen otras palabras, otros mundos de referencia: muchos miles de años más, sobran los lacayos de Carlos quinto. Joker, y sus encarnaciones abundan en paquetes del quiosco, revientes de Ediciones De Mente. Me acuerdo también de Humor & Juegos. El asunto es que nunca pude pasar más allá del principio, siempre había un dios egipcio para interrumpir la cita (te la pueden complicar también por teléfono). Este hombre de camisa es un artista entero, organiza el mundo desde su departamento, paciente como dibujante de comic en Berkeley. La película es fascinante, abrumó una noche larga y la madrugada posterior, la volvió más efervescente. Con blancos y negros nomás, con una idea. No entiendo mi letra, hace ya muchos años que dejé el lápiz, pero vos por suerte escuchás la voz, desde el sillón, con ropa de invierno en verano, y la estufa apenas apagada.

Campos helados de lámparas y enebros

"Entre la calma y la electricidad", escribí una vez, y ayer volvieron ambas en ese espacio que dejan las canciones de maríaeva para continuar expandidas en el sonido del aire puro. Durante el concierto apareció, de nuevo: la mente en blanco un segundo. El fantasma de Tom Wilson, justo cuando agarró aquella sobre el silencio, le metió ruido sin que el dúo se enterase (tal vez...porque ya estaban separados) y los transformó en suceso de folc pop. Al revés de la industria, un hombre negro, criado en tejas, produciendo tres continentes de judíos: zimmerman, lewis allen reed, paul & art. Sin reproches, enhebrando una letra con la próxima, ella pregunta, desde el otro barrio: ¿con qué pie iniciar la semana?

Flores de este día

Esas reuniones con algunos martinis tibios, pasadas las dos de la mañana, decidiendo el destino con elegancia, con un enturash de tipos vivos, aunque católicos. Gente irlandesa, que sabía de botellas escondidas, en rincones enormes con maderas bien lustradas e informes escritos en tinta negra que ahora se pueden leer un poco tachados. Esos días de principios de los sesenta volvieron ahora (mismo) a la mente en blanco, cuando leo la restauración de cierta racionalidad, con mucho turnout hispafricano, un golpe en la nuca al donki, ese cobói que no se puede describir con palabras. Quizá: pienso de nuevo en los que lo rodean a este ignorante tejano, gente que le ha dicho cosas al oído que él repitió sin chistar. Nada de mentiras, sólo enrulados de psicopatía con pobre lenguaje. Ahora, para que vuelva a visitar mi segunda ciudad, allá un poco al norte del pacífico, donde están algunos amigos y amores, hay que tumbar también al austríaco, de paso, junto con donki kong. ¿Impeachment, alguien?

Te debo una cita de Viel

Entonces: Sergio Bizzio le pregunta a Viel cómo escribió ese verso, y fue porque no pudo en la iglesia, tuvo que salir al pasto de la plaza, y después ahogarse en el puerto. El comandante me escribe, dice que no entiende cómo no vuelve al barrio, porque es de los cien el que resume todo. Voy caminando en la reforma de charcas y florida y mi hermano mira para decir que hay una fuente que no existe más. De este lado de la nueve de julio de la mente se piensa más claro, por la noche empiezan las coincidencias, tomamos un mate uruguayo, toda el agua cursa la misma materia y ups, estamos en esos bancos sentados, con un manual de estanislasqui publicado por editorial quetzal. ¿Demasiado, poco? Sí, está bien: te quiero más de lo que te conozco.

No llores, pero apoyá tu cabeza

Cuando pudimos, en las cenizas del fin del siglo pasado, nos aprovechamos del cambio de mano de una empresa que estoqueaba productos milagrosos desconociendo el valor y también el precio. Una voz silenciosa decía que la caja de pet saunds se reventaba a veinticinco pesos, algunos corrimos con suerte, otros quedaron sin aire en la avenida de las chicas demasiado lindas. Ahora, que se publicó un lindo homenajito en cataluña, uno vuelve a escuchar de a poco y creer que siempre los mejores tributos son los del disco entero, como aquel brillante smiths is dead, o el que lábil música va a editar sobre el genuino opus magnum del incendio ochentaynueve, nadie sale. Llegan los días de las definiciones, cuando se tira de la sábana para descubrir qué había detrás de tanto trabajo: llegan todos de visita pronto con regalos e ideas compartidas para el futuro. Otras sí. Carolina, no.

...fue que te encontré, viniste a saludar...

Un día, cuando llegué a instalarme, escribí sobre la calle donde vivo, en sus dos opciones: arriba de ella y sobre. Enfrente compré un manila enveloup, de esos mullidos donde guardar fotos y nuevos tiquets, biromes, material que nunca aprendí a usar, ni tampoco amar el olor del papel nuevo si está en blanco. Todo esto la semana pasada, y algo que me dijiste cruzando Córdoba organizó la zona, la esterilla que atrapa y no me deja mudarme hacia un lugar fresco, con macetas, luces de otra mañana, ruidos de ascensor. Justo. El comandante canta en el disco junto al primer rosarino, sobre la plaza san martín, esa calle Basavilbaso que marca tantos ejes. Entonces el "descubrir", para el habitante de este antiguo plano que parece haber estado siempre (barquitos en restos de maní, asado de obra de paladium, una foto del ochocientos) que también, acá, crecen los tallos. No enroscan solo palabras, las empujan y hasta pueden calmarlas. ¡De repente!

Ver el rayo justo donde empieza la avenida

Sentate a ver el día. Con esa velocidad que le imprimo a mi conversación nadie quiere pararse, ni cuando les pido que no hablen mientras interrumpo. Ayer noche estuve leyendo viejas revistas y me di cuenta que hubo un tiempo en que las compraba y en el bruto desorden permanecían. Mi abuela siempre tiene recortes geniales, yo no supe nunca manejar la tijera, mucho menos las carpetas, apenas los cajones de madera: el tiempo. A fin de año, hoy, cumplimos veinte del chau al niu model y es hora de volver a poner sobre la mesa esa foto (la voy a buscar para postiarla) donde miramos desde el "puente nuevo" el patio cuadricular. Resulta que unieron dos edificios con una estructura de hierro para que los niños pasen. Ahora, aráoz es un lugar misterioso donde no quedó ni la placa tallada en cerámica. Por primera vez hace poco ingresé durante un rato a una escuela judía, jamás me había pasado: tiene un encanto raro, sin descifrar, con invitaciones medio en hebreo medio en español para pasar fines de semana fuera de la ciudad. Ah, ya que estamos en votos devotos: el mío, para el nombre de segundo hijo de mi gran amigo, es Horacio.

Octubre (mes de cambios)

..."ya llegó la fiesta, del aburrimiento, y no existe nada que uno pueda hacer, sin molestar, Y es octubre quien manda en la calle, son los cambios que deben llegar." Entonces, el autor flaco, rey de la canción antes que la reina, dicta el ánimo del fin de un mes que tuvo, en la historia, más principios que fines. Personales, del largo amor: políticos, del cuerpo esquivo. Terminan los días y empieza el agua a moverse. Por eso, la foto del lago de thays en el parque de mendoza donde empezó a terminarse la calma, preciosa...

Donde los magos se quedan despiertos

El viernes a la noche, vimos como salían y a los diez segundos se cortaba la luz. Con el telón cerrado, un público que estaba en frecuencia cromática similar, remeras de manga larga para abrazar mejor. Al ratito volvieron. Hace mucho que no ocurría, una pequeña fiesta de himnos hacia los cuerpos felices, encantados. Eran los muchachos de La Plata y Junín, con el hermano Escofet y el amigo Tucán, compañero de andanzas en la facultad de otra argentina. Mientras tanto, días que llegaron en un soplido denso, fértil, con lluvias y galletas de lino. Por suerte, el regalo en un libro levanta el ánimo de la noche negra, iluminado por un velador sin mampara, entre los crujidos de la radio am que cruzan tu voz, apenas mezquina, irisada: curiosa.

El amor, alguna parte

En el momento en que ellos dos deciden que van a romper sus compromisos afectivos para lanzarse al abismo, todo explota. La belleza de Julie Christie que conmueve hasta el dolor, el clima de sanfrancisco en ese mismo verano, todo entrecortado, empieza, avanza, la madurez de una forma de la juventud. Richard Lester, claro. La película se llama Petulia, algunas tardes la vi y otras quise verla, el contexto potente en imagen de aquello que pasaba. Parece que seguimos en la saga bitlista, anochece en día agitado: no se por qué en este calor porteño que subleva. Ayer estuve en un jardín, ahora mismo hablando sobre la industria discográfica que tiene como ganas de desaparecer así, como niño sin rienda, mientras seguimos preparando, con ahínco y delicadeza, el debut de nuestro querido visitante ilustre que ya volvió para sus pagos a seguir grabando la banda de sonido de un país muy muy raro, que sorprende, anima, esconde y nos deja en la esquina con un vaso de vodca brasilero apenas efervescente.

Blue Jay


Necesitamos ver un solo programa de televisión en dvd (además de six fit, que lo vemos), aquel que alegró las tardes de la infancia y los gin and tonic de las gradas en paladium. Una película que abre las sonrisas, celebra la amistad cuando ya estaba quebrada entre los cuatro, y apenas tiene una edición berretona que no se consigue. Claro. Magical Mystery Tour, con todos sus extras, por Apple, ya mismo, señores, deposítenla entre nuestros dedos. Ahora además, la música vibrante en animada charla, arropados en el bosque y las palabras, de donde vengo reciencito. Entre pizzas y cumple y niños porvenir. Cálido abrazo al Comandante que hoy veintidós de octubre dirige la vista hacia esta humilde morada, luego de otro encuentro para la memoria. Aquí, siempre en la frente (de batalla) y escuchando atentamente los versos y las notas. Como cada noche, encriptada o de llanura, en cualquier pampa digna y con la copa lista para brindar.

Volviste

Responder durante todos estos días largos sobre por qué ser (todavía, siempre) peronista no es difícil, como ateo y de river. Tampoco el bochorno de ezeiza-sub, con los chicos peliando para después asumir al jefe en el triunfo electoral, que tampoco el martes pudo aterrizar y fue desviado: de nuevo el punto era quién maneja la seguridad, esta noche gullo, sin brazalete, explicando sentado razones varias. Don Antonio hablaba de tranquilidad. ¿Dónde radica lo nuevo, dónde lo exasperante? Era el fin del fin, la supuesta última voluntad, y los cables de la mañana, sin música, contaban la lista de oradores que no fue. No hagamos de esto una Unión Democrática, gorda con cruces explica con pausas y citas del segundo testamento, no seamos gorilas (yeah, vos lo dijiste). Ayer a la madrugada, la que nació unos meses después de semana santa ochentisiete (ese fin de semana que pasamos en santa fe, escuchando rivadavia a doce voltios), la princesa pura de la armadura blanda, me dio respuestas, con palabras graves y velocidad. Nos fuimos a dormir mucho más despiertos.

Royals

La suerte dio la vuelta en esa esquina amarga, entre todo lo que no dijimos, en el eterno bajorrelieve de los solteros celos, y saliste con toda tu furia engalanada, como una presencia que no quise invocar pero ya lo había hecho. Una letra más del abecedario en esas estrellas que se ordenan, para barrer todo lo que pasó con palabras rápidas y sonrisas, tan de ahora, en el cordón de la vereda de tu cuarto alfombrado: decías y decías verdadecitas en bolsos de mano, y que llames resultó lo mejor, es cierto, el despeje de la gente que se traba y no camina, mientras yo caminaba por la avenida. Después todos ahí arriba y de vuelta a la noche de la galia furiosa del kir royale, lola con su vaso de agua en otra lengua, del diseño industrial super convencida de dejar a su grupo para venir, sin dudas, en la seguridad del día que ya empieza, llegué, estoy de nuevo entero.

De luz y de fuego

Una mesa que a los costados tenía dos franjas para que los vasos caigan, pero no: jarras de mojito, cerveza andes con sabores de frutas en el fondo, un festival de cine y la tapa de la b.s.o. de "la discoteca del amor" en la pared. Así, con Nekro y Gori completo, de punta a punta, terminaba la noche en kasa babylon quedándonos dormidos o yéndonos. Godoy Cruz, unas cuadras más allá, no es mendoza, casi. En el día, con fruición, espalda recta y la mente limpia (como en gijón, como en madryn) camino sin paciencia todas las plazas y alamedas y mis pies se cuidan de acequias que llevan a la perdición. A las doce y media, unos minutos antes según el guardia, estaba ya con su manto azul la bandera del ejército del "otro" general: también iba a dormir la siesta, en una sala de la casa de gobierno. Barrosluco que trajeron aquella visita allá la cordillera, todas ellas con los ojos pintados de día y de noche, una fábrica de aceites de olivas con su dueño judío que entonó algunos chants con israelíes que no podían creerlo, roble y más roble francés de hace dos siglos al lado de las piletas de malbec. Volvieron los sueños, de escapadas, camas dobles y buzos con capucha. Hacia el enooorme parque san martín, me toca a mí cargar los dos libros. El sol, atrás, con la música y los cables.


















Gracias, Virginia & Julio.

Vibra Vendimia

Terminé el sector, entre ambos tomos, de la biografía de Federico en que revisa los prodigios de esa chica fuerte, endeble en sus vestidos, ominosa y agria, sufrida, en el destemple de salir con el hombre que remenda los zapatos. Son las vecinas la voz que vale, ese mozo enamorado. La obra está muy plisada ya, tiene un poco de caucho, la hago rebotar y creo que encontré algunas claves de la puesta. Terminé el diálogo inerte con las chicas que no interesan y llaman cada día para extender sus propias alegrías, no me interesa participar, dejo el juego a los menos caballeros y mejor entrenados en la escucha. Terminé, por decreto, con todas ella y la libertad es una sola, por suerte, camino a la tierra donde la amplitud térmica, y la modulada, hacen crecer uvas y acuarios, trenes larguísimos que en otras décadas llegaban repletos a la avenida juan b justo con carriles solitarios, y hectolitros. Sin varietales, con mezclas, sin nombres, con aromas únicos como el sountrac "...y después me cuenta". Allá viajamos, de la mano, sin rastros de barro en tus botas. Para comenzar, todo.

Durmiendo en su casa, los jeanes en el suelo

Los dedos más afilados en el borde de niceto vega, donde volví a mover los ánimos con la selección musical, a través del cansancio y el gin and tonic. Igual algunos mashaps y la presencia emotécnica del mago insuflaron energía a una fiesta que terminó en la calle, comiendo sanwich de queso y tomate, en un brindis absoluto por el nuevo aire purísimo y oro que obliga a fumadores meterse el humo en los bolsillos, wow. Salir de la criptología para avanzar en terrenos más llanos no trae ninguna voz de calma, ni las referencias externas, ni siquiera la música. De todas formas, el amigo poeta de junín riega los jardines bastante, y no paro de escuchar cifrados mensajes allí, pintados en marcadores, sin retorcer: guardo en los bolsillos/lo que queda de armonía/y los ciclos del amor/de las novias mal perdidas. El domingo a la tarde triunfamos, con el honor de regreso, dos horas de gloria con sesenta y cinco mil personas. Faltaba Ariel Arnaldo, que no necesita guardar el vaso para siempre, por supuesto. Sólo un día a la semana.

Te dedico mis...

Sandro se quejó luego de la piratería que reproduce copias sin control por parte de las empresas grabadoras y los artistas; dijo haber advertido el peligro "cuando aparecieron los grabadores de doble casetera". Pues claro, Roberto, volviste como esa tarde entre los hierros de tu oficina, que nos contaste con delicadeza la vida en tecnicolor. El punto no tiene fuga, y el mercado terminó antes del soporte. En la transición plena, todo vale. Además, voy a escribir de nuevo esta, y cobrar doble... Volvemos a lo mismo, compañeros borrachines de escenario obligando a verdaderos autores para que los anoten en lavalle por falsos renglones que jamás podrían haber ni imaginado. Estaba todo ordenado, para que el espacio solo los trastoque, rotulados con una 2 km azul. Esos cientos de k7 de uno de mis hermanos mayores, donde aprendí todo. Se sostenían frenéticos, el jazz pausado con algo del sello disc-jockey reproducido del vinilo, en otro de ciento veinte tal vez vendiendo inglaterra por una libra ocupaba un lado y el b veinte caras bonitas. Tiempo artesanal de pedir, guardar, volcar, devolverle a una chica el disco de su tío, antes de irse a europa. Destiempo preadolescente, el nuestro en el cuarto de al lado con todas las cintas en la silla, atrás de las obras completas de lion trosqui, con tortícolis y jugo. Para mañana, el mejor mixtape clandestino, aunque hacerlo lleve cuatro segundos y la CBS reedite a Sánchez sin remasterizar, nadie le pague a la viuda de Anderle y pensemos en álbumes, siempre. Nunca en canciones.

Esquina

Escribí una canción en honor a esas noches en el garage argentino que se llama "la mesa de las primas", espera su música pronto, y claro que tiene estribillo. El termo que me trajeron de tierra familiar santafesina es una maravilla de acero y precisión. Allá está la humedad, aquí volver a reportear como tantas otras veces, la pregunta que aparece cuando la respuesta está en torbellino, después. Igual recorrimos la historia que sucedía en paralelo mientras esperábamos que pase en las heras y callao, con los ojos bien abiertos, tomando duc de saint remy. Ahora, algunos de aquellos mezclan las perillas de los discos de mañana, otros ordenamos los rayos que pasan por los tubos, y como siempre hay demasiadas abogadas. Ah, vos, sonreí mientras te tapo con la manta de las estrellas.

Para que aparezcas












Julio, te esperamos. Y el jueves cinco, en la plaza de mi barrio, vos ligás. Es hora, no?

Excusas para viajeros

Era así, cuando todo se desencripta, el paso es llano. Ayer la causa limeña por la mañana cenital y la jalea por la noche, después de pasar por el brillo y el agua del sur del atlántico. ¿Cómo hablarte para que me entiendas? Rompí el hechizo cuando llegué de la función, dispuesto sin duda a probar la dirección teatral, con el valor de los hombres fuertes. Se acabaron esos meses de silencio. Escuché que fuiste a un fogón con vinos y batatas asadas en los cimientos del Pabellón cuatro, te cubriste otro día de neblina, al siguiente paraste a tomar en la juguería de lavalle un combinado de mis preferidas. Pusiste "mi novela autobiográfica" cuando te había parecido en mi subsuelo una canción mhmmm más o menos. Dibujaste y creíste que me entendías más todavía, y yo partí la obsesión en dos como una cáscara. Dije que soñé y había dejado de hacerlo, pero después, ayer lo hice: una casa en el distrito de columbia, con un baño enorme, revolcándonos. Te hiciste atleta, yo me escapé de nuevo.

Infusiones

En el embrujo de palabras que me fueron rodeando estos días, de bocas ajenas y muy cercanas, cruzadas, afines, algunas dolorosas, otras que descubro. Toda la sensibilidad se trepa a la montaña y crece, se abruma, el tren está por llegar pero en algún lugar del universo ya partió. ¿Alguna amistad queda? Es el amor, el de la esfera, que le responde "presente" para sacarla de lugar y volver a escribir lentamente. Cada noche, cuando escucho la risa de esa galaxia, una paz de inseguridad frenética trae el astronomy domine y me calmo. Resumen, porteño, de calendarios quebrados en botes que vuelven, con la intimidad de unos escalones y ese borde que no es leblon pero oh, se parece, tan permeable. Tan mezclados.

Ella

Volvió y se acabaron los desvelos y las mantas. Todas las alegrías y algunas alergias en el brote verde de la plaza, hoy mismo, ayer cuando nos conducíamos con Damián desde una quinta, ebrios, al palier del edificio de separado de mi padre para dormir en el sillón las horas en el medio. Aquella proyección que impulsé de dip traut ante los ánimos caldeados, la olla de ensalada y chablis, las discusiones perfectas bajo los árboles del día de la quinta de María. También, por supuesto, en este siglo, las camisas manchadas de mostaza cruzando la nueve de julio, vestida para matar sin volumen, el abrazo frente al teatro que ahora se cierra un año y medio.
O cara baiano le pone letra:

eu não me arrependo de você
cê não me devia maldizer assim
vi você crescer
fiz você crescer
vi cê me fazer crescer também
pra além de mim

Os ontem, todos

El pasado reciente como una píldora. Ahora los haribo, españoles como mi insistencia con ella en los minutos y los segundos, se van acomodando: son más duros y tienen un poco menos de sabor pero ya sabemos que la península será siempre mejor que prusia. Releo la charla de la despedida, larga y atómica, doy el consejo de los anónimos: no llamar es como un programa de doce pasos cumplidos. Al día siguiente, cuando la conversación se vuelve insípida, doy vuelta una página que también guarda a esa píldora y a otra del pasado remoto y pego un salto, en la renovación. Por la noche: todo brilla colgado entre zafiros, bajo el árbol que ilumina desde el patio, tu voz que trae las sonrisas y los abrazos. Es sin dudas y por suerte el amanhã, limpio, de música contada, donde habita el recuerdo, pero de playas nuevas. Por suerte. ¿Una noche cualquiera/como la primavera?

Menos de la mitad

Un tiempito el blogger no anduvo de maravillas. Mostraba un blanco espacioso y nada más. Ahora se arregló, sin razones. Justo días de acciones y transformers. Volvió esa noche con Irantzu y su voz aquí a unas cuadras, y con este encuentro eterno de tres días entró la luz, e iluminó toda
tu cara.

Sabores

De nuevo, la música que zumba en los barrios. Con la guía del vehículo a gas y el humor siempre burbujeante de uno de mis amigos hermanos, llegué al fin para conocer su templo control room donde las notas más agudas y las sesiones más inquietas quedarán: hermano mayor y de cemento del que bauticé pad (pibas & audio digital), enclavado de la calle Heredia. Rutina voluntaria, salida de día con falsa humedad y sol apenas nuevo, seguí por Chacarita bordeando el sacro Los Andes. Luego, con otra compañía y ojos claros, resultó en turno más vespertino y acogedor la escucha de las maravillas que un sabio nos regala. Con muchos jugos, incluso el pindapoy de tres sabores no tan fácil de encontrar. La música continuó en la algarabía plástica de un estudio de foto, una voz que en clave ar and bi me susurró versión de "Nostalgias", horror para Cobián pero belleza a esas horas y esos vinos. El borde fue de madera, en subsuelo del barrio, con humo comprimido y una despedida pequeña pero untuosa. El prisma del licor de melón.

Verano, aquí

En el impulso del día, aunque el centro indique un invierno de río por abajo de las rodillas, insistente y un poquito cruel. Habían puesto una discoteca adentro de las ruinas de un banco del dos mil uno, y aunque fue hace muy poquito tiempo el frío perforaba los contornos y los sacos largos, de lana apenas gris: justamente en los vaivenes de las temporadas, como ésta, de granizo rocoso y soles que no terminan de indicar hacia donde cae la avenida. La hermana con el pircing en la lengua y los besos enroscados en la parte de abajo, porque están las bóvedas, y hasta esa noche algunos pasos bailé. De regreso a casa, las botellas entre los brazos y el frío ahora aterrador, todos en fila caminando para mezclar infusiones y bombay zafiro: la mañana. Vuelven, con las primas, las semanas pasadas, un llamado genial que ecualiza, el mundo común, la hermana apenas mayor y definitiva. Todo para decir que le envié por correo de regalo la verdad sobre las estaciones. Llega, ahora, la canción número once a tamaña declaración.

Algo, algo más

No es lo mismo, claro. En la esfera del presente orbitan tipos de zona norte que repiten "entiende" cada dos minutos, y nosotros entendemos que sus dedos se entrelazan con Miss Pando; con aventurosos que ofrecen candidaturas como tiquets de descuento. Ayer, en el domingo más frío del fin del invierno, le estaba explicando a una amiga por qué miré "El Teatro De Darío Vittori" que Crónica TV mágicamente programa por escenas (a veces, por cuadros) intercalando con videotapes de carreras o noticias que devuelven la fecha: el triunfo de River. La obra era un vodevil de los de siempre, con puertas y pasillos, solamente en el estudio dos espacios con escenografía de alfombras en Estrellas Producciones en la calle Riobamba, c. 1988. Lydia Lamaison brillaba en su balbuceo y sus manos por el aire, tratando de usted a un hijo que debía tener la misma edad. La obra se llamaba "La mujer de mi vida". Ella, madre del tano, dando clases de expresión en un envío sin importancia de un ciclo plomo de la tv comercial que todavía se permitía esos relatos. Las razones, mi amor profundo por los productos audiovisuales de la cultura popular argentina, son las mismas por las que vi sin seleccionarlas especialmente la mayoría de las películas donde participó este cretino. Pero no es lo mismo, por supuesto. Una vez lo distinguí empancartado donde nace Cabildo, cerca de la tumba del dictador, clamando como en misa de Famus para que lo dejen salir. Las huestes de Pando perdieron un soldado. Por suerte, Rafecas gracias, van entrando en la sombra definitiva de a uno y para siempre.

Con la gente que me gusta

Se puede comer maravillas artificiales de colores alemanas después de que mi plato, con semillas por arriba, no haya sido tan perfecto y queden más fideos que vegetales sin probar, dulce y picante. Escuchar grupos españoles que insisto en repetir, o cantautores folclóricos de otra era. En días de tembladeral y yunque bien pesadito, aclarar el agua cristalina, ponerse firme en la seguridad del reconocer, intercambiar postales con escritos pequeños que dicen bastante. Cambiar figuras. Pasar de posar por otro, aunque nunca seamos los mismos, en algún lugar, testigo casual. Tener la certeza del habla a una sola persona aunque parece que el mundo zumba como voces de abejas en la línea del teléfono. Antes había insomnios, ahora las noches duran un poco más.

Zimerman con una sola n

Now your sweet voice Que es más grave que anoche Calls out from some old familiar shrine Un monasterio de los celos I got no choice Un poquito de chau tanto hola Can't believe these things would ever fade from your mind Eso decías.
Spirit on the Water, 2006. Por supuesto que (c) Special Rider Music.

Cada cinco años entonces, se abre la puerta un poco, aunque ultimamente, quedaba
entornada bastante..............Vení, subite, que no vale nada y está llena de estática.

Tu nombre me acorralaba

Así es como el ciclo se cierra: con la misma intensidad con que empezó. Los pequeños cambios de baldosa, reacomodados, dan la dirección. Salir del subsuelo para encontrar pequeña luz en ese departamento de siempre, con la prenda campera puesta, arriba en las alturas del botánico. Ahora sí, en esta cocinita veo la luz que indica el olvido, el sonido seco del chau. Está buenísimo que el clavo de madera haya expulsado al de metal, y acá mismo vea mis especias preferidas, como un principio conocido y uh, genial, de coriandro, que en mi casa falta. Si la primera letra se fugó de la memoria hay una explicación. Un pedacito, claro, de la menor. Se me olvidó que...

Como si estuvieras ahí

qué tragedia
qué inútil que es mirar el reloj
qué diría este renglón si estuvieras
quién sabe si la cuenta regresiva empezó
con aquel beso descuidado en la vereda.

Zamba, ilustrando la noche de las baldosas, en Larrea al ochocientos.

La letra ene

En la calle donde, ahí, nací, camino. Con el dedo puedo señalar el espacio, el supermercado, el desorden de los vascolet en pirámide, la foto mordida donde mi hermana tenía el gorro de lana del mundial. Extrañísimo. Son las diez menos cinco de la noche y venías caminando con una amiga, justo en esa cuadra y en mi concentración vereda por vereda del sello de nacimiento, levanto la vista y se alza tu estampa de siempre. La torpeza toda junta, un bolso arrastrado, la remera del verano en el invierno, una sonrisa que ahora, inmensa, se escapa. Apoyé todas mis pertenencias en el hall de ese edificio y vos las tuyas, qué raro insisto, rarísimo. Como si hubiera por decir o por callar, cuadernos enteros porque aprovechamos cinco o seis minutos de tu amiga entrando, claro, al super. Esto pasa hoy, a la noche, cerca de Santa Rosa con el agua encima, aquella que alumbraba la arteria de catalinas a luis maría campos para empujar el diástole, el gritito de la capucha en la parada del colectivo. El diálogo termina, y por supuesto no hay un estás bien, los ojos se escarchan, zapatos que se acomodan de nuevo y las manos que enganchamos la tuya enorme y fría, sobre tu altura, mi subsuelo, ese futuro. El chau, sabemos: mucho antes que el hola.

Mirarla todo el día



La vía francesa: davidhamiltoniana. La española: franquista.
La norteamericana: iconografía en despliegue.
Falta suecia. Nos leemos los subtítulos a los gritos.

Dos cajas, ahí nos quedamos

En la noche de diamantina, cuando es un suplicio pequeño llegar al agua mineral sin frío para brindar, me doy cuenta que ellas dos, brillantes, reproducen el sigilo y la tranquilidad polvorienta de esa baulera que dejé hace tanto tiempo. Una es fresca, con ropa muy usada por la misma persona que se desgaja en hilos grises y sonrisas, tratando de escaparse de un vínculo para terminar en la mesa de un restorán empezando el próximo, arriba de un auto, en el patio de las flores y las señoras que lo miran llevarse el mundo al hombro de sus palabras. El padre de su primera enamorada, además, alrevés del himno que entonábamos en la parte de atrás del escarabajo, lo prefiere. La otra caja, lamentablemente católica, con las rodillas sin tocar del todo, charlotiada, con bancos de plaza y miraditas que reducen esos otros vínculos a gestos, traiciones, todo eso por decir, y dicho como absoluto, imbatible. El amor, entonces, puede venir primero. El orden, después. Quizá, si llegan, tomemos gin en vaso largo, para dejar el agua enfriar en la cocina.

Entende todo

Entonces todo dura un montón o es pequeño el tiempo y se vuelve intenso. Dos días agitados, con muchas cosas, una: ¿por qué llamás a tus padres por su nombre? No tengo mucha respuesta, eh. Hablamos un poco, y creo que yo dije menos: pero el agua llegó a la acequia más transparente, arriba. Son sábanas, digo, son sábanas celestes de copo de nieve. Esas que enganchan las eras, como si una década fuera un sanwich y estamos en el mismo lugar con los ojos un poco más vidriosos pero sonreímos. Es para celebrar, las manos atadas, el silencio, una fuga para adentro que aproxima, un picante, un caramelo de goma, vos lisa resplandeciente, el nombre también a lápiz en la primera hoja. Suena el teléfono, uh. No me voy a levantar.

Lágrimas nos olhos, de cortar cebola
Você é tão bonita
Você traz a coca-cola eu tomo

Velas y libros sin tapa

En el hall de un cine de Lavalle exultante repleto, mientras hablábamos sobre una fórmula para sacar la letra r y traer de regreso al reunionismo de ahí enfrente y los alegres domingos de gol, pasó él: es de racing, pero no importa. Le grité "hasta el aborto no paramos". Salieron las risas, una mujer me dijo que todo era posible. Como cada miércoles, asisto a la caída circular ante dos periodistas sin ideas de un partido que nunca tuvo una. Menú de esta noche, el intendente de Neuquén que apoya a un presidente peronista y el hijo de Alfonsín que apoya a un candidato a presidente peronista economista. ¿De qué hablan? Echadas en cara sobre el pacto de esos olivos y la institucionalidad de bajo nivel, mientras el libro del presidente cordobés hot of the press se llama ¡Operación Política! Es genial el título. Ojalá esos alemanes tengan las agallas de editarlo en audio, mantra supremo, entretenimiento para el reproductor portátil en el micro hacia el mar. Dormir es sabio: algunos pueden. Otros intentamos.

Un mes de silencio, o muchos años

Alcanzo a ver a tu mamá
exultante ella,
desatada y concentrada a la vez,
llevada por el ímpetu de madre
que escribe el futuro de los días.
(...)
Tu belleza acogedora y fulminante,
a años luz de la belleza fulminante y acogedora
que ella va esparciendo
por las calles de Retiro
un domingo de otoño.
(...)
Entonces vos,
una niña motorizada por el tren de las sensaciones
nuevas,
vos ves el avance de la separación
(...)
Ella, vos, las rueditas, tu belleza,
el domingo por la tarde, Retiro,
ser madre, ser hija, el abandono,
el divorcio, lo oculto, la suerte,
el cansancio, lo inesperado.

Gustavo Alvarez Nuñez ("La Separación" en Pulsiones, 2006)

The cavalries charged

Pasamos por los jardines de ceniza, con el sabio que conoce de orquídeas, entre tantos viajes y programas fue el definitivo: vos brillabas como aquel día primero sobre la avenida con la minifalda de puntos negros y blancos, ahora un solero para el invierno. Todo, realmente todo, al tiempo de la contienda. Me llama el amigo hermano de masachuset para contarme lo que yo no estaba viendo aún. Ahí pensé, claro, es la nueva Guerra Contra El Estado Líquido. Ni el champú se ha salvado y pronto vendrá la guerra contra el Plasmático. Cortinas de humo en la vieja isla, gente sentada como en esas tardes en que el mayor asesino judeoalemán vivo animaba las veladas desde atrás de los micrófonos en one united nations plaza, tregua para más fuego. Es el balcón del fin de semana en el mundo. Noches para la fe atea. Esperando que vuelvas.

Quinceañera

Aunque intentaba mantener cierta estabilidad emocional, arriba de un micro en las heladas alturas del lago Lacar, le dije a una chica que lo que más extrañaba ahí mismo era a mi computadora. Bajarse de los brillos atómicos de cómodor para la arquitectura basada en Intel fue consejo del inefable Frankie: mientras ambos amábamos a las inalcanzables macs, debimos contentarnos con esas lentas, anodinas beige equis ochenta y seis. A trescientos baudios la cosa se ponía díficil, y en el invierno del 91 ya tenía tres años de experiencia nocturna despegando cables de módems manuales para entrar a acamática o leer Fido de colado. Mucha música y muchísimos cables después, aparecimos una tarde por Ciudad Universitaria para usar gopher, bajar algún archivo, loggearse más rápido a ese espacio blanco que no se llamaba red. En el templito del saber, no tan arriba, en "computación", vi la interfase deslumbrante que un novio de mi tía describió con inteligencia e hice la primera búsqueda, la que dura para siempre: stone roses. Era la remera a manga tres cuarto que llevaba puesta. Faltaban unos meses para el lanzamiento comercial acá en el país, el viaje al pacífico, el principio del fin del principio. Como pasa en las fiestas de quince, nunca intentes besar a la que cumple. Mejor quedate con su amiga, que puede dedicarte toda su atención.

Amor certinho

Después del silencio, está él. Cuando apretás botones y girás perillas para que otros bailen, y la noche agitada y pública de una casa repleta termina en un departamento chiquito y privado sobre la avenida u know what, el sonido espeso permanece. La única solución es desempolvar el disco que la EMI armó con torpeza para destrozar el orden de esos tres elepé que llegaron un tiempo después de la revelación. El caballero vive sobre los altos de ese edificio que fui a ver, con sigilo, en Leblon: pide comida a un mozo que no le conoce la cara hace diez años pero sí la voz. Sale con alguna amiga a tocar la guitarra de madrugada en playas muy lejanas. Llama por teléfono para hablar, sobre esa selección ahora triste, durante ocho horas sin apoyar el auricular de vuelta en el aparato. A veces va a un estudio, graba, y corrige alguna nota tres o cuatro jornadas porque no le termina de gustar. Las canciones nunca son nuevas, de autores contemporáneos, y la mayoría ya las registró. En vivo la sutileza triunfa, pero hay noches mejores o shows que suspende por el color de alguna media. Claro que todos nos vamos a acordar del último, sentados en las mesas, desafinando con desconocidos "que chocaban las joyas" de las aguas de marzo larguísimas. Me doy cuenta ahora que cumplió setenta y cinco. Brindemos.

De un nombre raro

"Eso, cuando era chico, se llamaba ser gorila" dijo el ministro preferido. Fue una frase tenue, para contrarrestar a un tarado a toda vela de la Universidad Católica de La Plata que habló de su infancia y comentó que el método de la temperatura nunca funcionaba pero ahora ha mejorado mucho. Ginés fuma tabaco (ese es su peor rasgo), tiene muchos quilos de más siendo médico (puede ser quizá el mejor) pero sobre todo tiene un nombre que rima con el apodo para publishing del coautor con Litto del eterno himno naufraguero. Días de múltiples embarazos alrededor, algunos sorpresivos, otros aparecidos, otros casi esperados pero inexorables, y otros por los que levanto la copa. Ginés nombra la palabra de seis letras en national tv: señores curas, llegó cincuenta años después, esperemos, la segunda hora del fuego. Viva la vida, claro, pero viva más la "posibilidad", seremos choicistas siempre. Alfonsín pide que Lavagna sea "todo lo peronista que pueda". ¿Qué ocurre? Es el fin del política, decíamos, miércoles alegres y lavados en te ene que se trocan por domingos tristes e históricos, de majestuosidad italoneoyorquina y cuero de cloaca de manantial. Mucho más cerca todo: de la locura que de la evasiva madurez.

Meteoro

El agua se vuelve espesa, un poco más todavía que la espera. Cinco sillas diferentes en tantos cafés durante dos días, cuando el mundo sabe que no me gusta: ansiedad del "ex" insomne. Recurro al chocolate, al té, submarino, también a ese que nunca falta. Jugo de naranja con un solo hielo. El asunto es el espacio, salir de una oficina y entrar a uno de estos dicroico & helechos, algún intermedio con algo de madera. Antes un encuentro frágil con esa chica que ahora volvió con el doble de canciones. Termina el último segundo y contra la frente del lugar donde el mismo día, la semana anterior, olvidé un montón de objetos valiosos y ajenos y propios, aparece Diego que me obliga a entrar a otra cafetería. Mejor, entonces, despliega sus sabidurías y nos volvemos transparentes en esa historia de ser los "buenos" frente a la alta moral con que observábamos al que trabaja el misterio: recuperamos veinticinco años después la picardía que es, mejor, sagacidad. Y las fotos nos traen de vuelta a la tierra para mostrarnos que, aunque la luz desaparece cuando toca el horizonte, todavía podemos convertirnos en meteoros.

Guarniciones

En el medio de la dura batalla sin razones ni futuros, la pregunta es por qué veinticuatro años después despedazan al Líbano de nuevo. La guarnición para guarecerse, el escape transfrontera y la armada mecanizada ya sin nombre: me acuerdo cuando el diario gorilista con el que aprendí a leer hablaba del "ejercito judío", debía ser ese mismo, con letras espaciadas. Gustavo ahora Turner comenta desde el calor de masachuset que por allí los estudiantes juegan a Beirut, una competencia boba para tragarse mas cerveza ubicando pelotas de pin pon en vasos llenos. La referencia es, entonces, traída desde el reaganismo. Acá en el centro hoy almorcé dos guarniciones, puré y espinacas, mientras leía todos los reportes sobre el asunto que en la semana no había podido atravesar. La música, como siempre, está en los cables. De noticias.

La ciencia del sueño

Cuando tengas que despertar temprano, vas a dormir bien, en hora. Nunca sospeché la menor certeza en esas palabras que escuché durante largo tiempo. Igualmente me pedían que me sentara bien y hasta hoy estiro todo el cuerpo hasta que me doy cuenta y rebobino incorporando el respaldo a la posición. El ritmo alocado del día trae sus conjuros, por supuesto, aunque el centro (otro mundo del otro lado de la avenida ancha) sea menos familiar y más tropical, repleto. Dormí, un poco más, que otros también lo intentan. Días de traslados y carpetas, con la birome en la mano intentando descifrar mi letra, un bolso cruzado, jugos de naranja fríos, ese chau que todavía resuena, aros de cebolla y de mostaza, una canción perfecta y tan española como la guerra de hace setenta años, fotos allá donde todo empezó y tu voz uhhhhh tiritando ¿dónde? ¿en el "contestador"?

En un desierto de gente

Se fue tirando como de una regadera al borde del camino arado alrededor de una casa, inflaba cada sonido, una preparación posible para la frase que venía. Dije todo, ufff, tanto tiempo guardando y planqueando (planteo+blanqueo) y ahora la cama elástica de mandar todo junto y planear, al fin, una despedida sin charla ni mensaje ni llamado: el sonido del chau. Se cae entero el peso de una cama de hierro llena de preguntas, esperanza abierta sobre el piso, paseo largo hacia ahí, abajo, donde ella vive en una torre con su madre, que no me quiere. Nada de relato, fuga purísima de todo lo que me guardé en los últimos cuatro años. Escribí, lejos del planeta, hace tres:

No vas a estar nunca más
leyendo en la puerta de la heladera
las notas que hice
para que abras los ojos
apenas
en el salto de viento frío
que nos separa del mundo.

Whisqui

En el humo del verano que se distribuye por el centro como un espiral de fuego y la lluvia que no viene, no llega. Ayer, por las torpes mañanas nuevas, volqué pava porque rompí termo (hace ya un mes) y el espacio cuadriculado debajo se cubrió de agua caliente en una pendiente pronunciada: quién pudiera limpiar todo prolijamente. Todo aquello que la lengua fue enrulando y escribí, hoy parece casi cristalino, en una tensión muscular donde extrañamente falta por primera vez la música, "sin saber qué escuchar". ¿Por qué, habiendo tantos directores malos, que se mudan levantando la hipoteca cuando estrenan porquerías, se mueren los buenos? Bielinsky, un hombre bueno, judío y exalumno, que sabía sobre la luz. Juan Pablo Rebella, uruguayo y del setenta y cuatro, se suicidó en Montevideo luego de mostrarnos algunos rincones secretos. Mañana iré a revisar que hizo, con subtítulos, Lasseter antes de que Disney se quede con todo. Hora de no ver.

Primer día

Ahí, entre el verde y las rejas, las voces de la orilla hacia la plaza. Nada de residencial, por supuesto. Belgri "R" envía al ferrocarril por el corazón del borde santafesino: Rosario. Hasta esa dirección se traslada la letra inicial, que todos los vecinos confunden con residencia. Por la mañana nueva de la mente, que es un descubrimiento casi abandondado desde los días dorados en que arrastrábamos el saco por la calle Alsina aún de noche, fluyen otros líquidos y nuevos bríos. Ayer incluso "desayuné" (?) un jugo de naranja con un solo hielo y algo de pan en ese cruce de plazas y bares y vías de la estación R. Mientras el verano empieza para mis hermanos mayores en bruklin, la franja que bordea al río para el norte acá y ahora (mismo) hace de pista de aterrizaje para la bruma y la humedad del invierno, repleta cuando baja en la avenida. Antes de llegar del edificio más lindo de la ciudad, el círculo del sheraton hospital de niños parecía la batiseñal. Entre docenas de voces nuevas que escuchamos y planes y casets, terminó la primera jornada del año nuevo chino, sin empanadas ni vino, en Broccolino.

Simpatía

El primero sueño en un orden amable, cuando los magnetos llegan para traer un poco de horas seguidas subiendo a flote: desordené átomos tuyos... La única certeza aquí es un "estado", que recuerdo a varios husos horarios al oeste: cuando uno se encuentra gobernado por las fuerzas dramáticas del océano que, oh, se llama como la paz, duerme mínimo ocho horas juntas. Ocurre que, a veces, cuando el lugar acompaña y la compañía ayuda, es demasiado, y el cuerpo ya no aguanta tanto clamor natural, tanta historia transparente, tantas olas y hay que permanecer despierto para no caer rendido a los pies del poseidón en ese caminito. Ayer, en una noche larga, subió la espuma de la simpatía en un ambiente repleto de humo que el maestro Gori organizó con música perfecta y el sabor dulce de lo posible, en los sótanos de la calle Rivadavia donde vi, quizá por última vez en vivo, tocar y exhalar palabras más palabras menos el peluche killer show que él comandaba con demasiada clase. Shalom.

Ayer fue dramático, hoy es okey

Justo cuando los sonidos que invaden este rincón, en el borde preciso del retiro hacia el río hacia la zona de las finanzas y (oh!) la política, se volvían aire y agua, llegó la tolerancia. A ver: renovar la distribución del sistema operativo hizo que todo lo que tenía no se pierda, sino se congele. Por lo tanto, treinta y cinco gigavatios de música pacientemente bacapeados en pilas de cd pintados a mano en el escritorio. Cuando llegó el momento de volver a meterlos en su respectiva cueva magnética, decidí que ya eran suficientes años de cantautores y piratas de un dylan mordido, cancionero español, gotas de luminoso chámber pop y todo eso. Recorté lo mínimo para sobrevivir y con el regusto de aquello, vino un poco de, caramba, "instrumental". No es como probar la compota, claro: es más bien lo agridulce negado o las clases escasas de un tenis sobre superficie dura. Llegaron, en el derrape, pibas islándicas a las que siempre escapé y con el nombre de álbun sublime que hoy gobierna el posteo. Ecualizadas al sueño ahora muy nocturno y breve, interrumpido por ese llamado a las tres de la mañana, que retumba aún pero se va apagando.

El dormir, una soga

Que solo mi canción aleja en fila y de a una a tus angustias
/ que dormís sin pastillas
/ sin ningún sacudón
/ si te llamo y te canto una canción
Nos rumiamos eternos
/ en mi canción de cuna
/ y ahora querés que les cante a los dos
/ la que fue mi canción de cuna para vos

(tu cama queda ahora a un tren y un colectivo de mi cama/gabo ferro)

El insomnio es un lazo

Después de ese estado puro, que acompañó la semana que se fue desecualizando hasta llegar a las treinta y seis horas sin sueño, vino el aprendizaje. Portugal-Holanda mientras sucumbía a largos ratos del dormir entreverado, aunque siempre insistí en que nunca ni la falta ni la abundancia son acumulables. Los dolores estiran el cuerpo apenas flexible, y en el racconto surgen haces de luz muy puntuales: La Giralda (y su choco toddy caliente) como rincón de pelea con ex novia y hasta de una despedida postergada, es hoy de día el principio de una vida casi nueva que se avecina y no dejará tiempo, ni, para el insomnio. Cosa increíble, pero mucho de lo que en la mesa planiamos e imaginamos desde, quizá, esas largas madrugadas pinamarenses ahora puede cuajar. Por otra parte, la Avenida el viernes por la tarde bullía. Di una vuelta para comprar un buzo con capucha y encontré vitalidad fotologuera en mochilas y sonrisas, mas allá de la fotocopia, el brillo del estilo resplandece y trae excitación. ¿Dormir? ¿Cómo se deletrea?

Ponés canciones tristes para sentirte mejor

Un largo y extenuante blanco y negro show eléctrico, donde sobresale sin duda la canción que se llama "Adiós", en Obras Sanitarias, el sábado pasado. Género traicionero el de los sms, al que todavía no puedo acostumbrarme a pesar de cumplir, junto con la copa en el azteca, los veinte años de new model: mismo lapso en la telemática desde expo usuaria ochenta y seis. No me gusta redactar más rápido en los dedos que la tecnología que me ofrecen. Ahí mismo, en el templo del roc, una batalla entre la popular y el campo con mensajes incompletos y razones esquivas por lo que terminamos separando los caminos para reencontrarnos en ese mismo departamento de madrugada húmeda que, sí, repito y todo, acaba en la Avenida aquella. El Domingo del padre: Ludo recibió regalos, me dijo ayer, en general indumentaria. Quise llegar el lunes a Devoto pero el insomnio no lo permitió. Monte Olivia me espera. En San Francisco el seis a cero se festejó como aquí, con los amigos abrazados al teléfono. Un disco instantáneo de una sola noche, otro con el campeón el mes próximo y seguimos orquestando los tracks para próximos lábil lanzamientos. Wow. Quién pudiera guardarla entre los dedos...

Gustavos

En el principio, estaba Gusta. Longilíneo, primero que se "fue a vivir solo", el mejor intérprete del mejor rock argentino en piano & en guitarra: su despedida atómica en Adianchi, sito en el confín de la esquina con gente despierta y ginebra, presentó mi único espectáculo en vivo como mitad de Bulón Bovino. Era 1993 y todo parecía tan fácil. Ahora es padre de un niño que se llama Andrés, y sigue cristalino. El segundo fue GAN, que en ese mismo momento deformativo apalancaba con la poesía y la existencia también roquera, con pantalones de terciopelo a la salida del centro cultural de los recoletos. El lunes lanzó su segundo libro, "Pulsiones" y fue mi segunda incursión en presentaciones de libros de poesía en diez años. La anterior, hace muy poco, picante y repleta de travesuras, exhibió todo como antes (no te olvides que soy/distinto de aquél/pero casi igual). El libro, el de Gustavito, tiene un sector de Angeles y un sector de Teléfonos, donde me encuentro a gusto. Distancia y proxemia, como hace un rato, cuando una charla transochada por los pares telefónicos casi termina o empieza con cuatro años de idilio mayor. She Said She Said: "..bueno, es con vos que la charla por tel. se deshilacha y se hace fuerte y mis pausas tienen algo, un poco, de sentido". El tercero es Secchi, compañero desde la lejana y fría jarvar de una serie de sueños en el publishing, del dominio completo de los modos y las prácticas de la industria que amamos, aquella donde los atorrantes judíos pagaban por sus canciones a los brillantes compositores negros con llaves de cadillacs alquilados. Donde Mottola se quiere quedar, diciéndole adiós a Neverland y Jackson, con el santo grial: unos temitas que incluyen "Rain" y "I´m Only Sleeping", entre otras pequeñas cosas. Levanto, hoy, la copa por uds. tres.

Estoy comiendo naranjas con la mano, después de un fin de semana movedizo

Todos le pedimos que vuelva a conectar su blog al mundo, le rogamos a Dina que vuelva, entre tragos ácidos de seven up y sonrisas cómplices al fondo de la librería. Ella respondía con miradas esquivas, sexi en su reinado, como evita en el exilio del viaje donde vio al Franco que Juan Perón solo conoció un día: nadie sabe por qué, antes de volver justito. Entonces: el viernes del reencuentro y los sillones que me llevaron al entrepiso aquel, donde te reconocí por tus botas, y la salida al frío de la noche del día sin saquito por la gélida Avenida, la única posible. Mhmmm. Llegó entonces, en fastforwar, ese tipo amargo y bostero que, en su desazón, puso dos pases buenos para que ganemos al áfrica profunda y las reflexiones sabias de mi hermano Iván en el futón del costado cuando vino a casa, luego. "Cuando se terminan los nombres raros de mis amigos y mis amigas, empiezan los apellidos. Nunca se acaba", exclamó sacándose la campera inflada. Mi preferida es Ona, una especie de yoko doblemente femenina, cuando a la original encontrale la femineidá si podés. Después, y claro que importará el después, llegaron las pibas de Corrientes y Junín, en este caso provincia y pueblo, la mínima danza, los grados centígrados y el domingo de sol. Apenas.

Londres, Entonces, 1968

Ahí, vibrando con el blanco y negro sinuoso, veo por primera vez una que siempre me faltó: Somos los mejores, del sesenta y ocho. Con cámara portátil y un cast que mezcla al eterno perfecto Dringue con Disi, Brandoni y hasta Renán, el asunto es perseguir al Estudiantes que iba a jugar en Londres porque, seguramente, las salas se iban a llenar en busca del perfil de Bilardo tomando mate en un pub de la ciudad más gris. En el universo paralelo de los programadores de Volver, será una invitación a cambiar un par de canales para verlo hacer maravillas con el poeta fértil ambos parados, dialogando sin retorno, en el mayor acto de humor en vivo en mucho tiempo. La película atraviesa meteoros de ray bans, aeropuertos, parques, vida qué vida la mía te asustaría, pibas en vestidos frescos: cruzando los planos y casi olvidando el diálogo anodino y futbolero. Para mostrar un ambiente de orden batido, ciudad que humea, en uno de esos rara avis que con felicidad celebro se proyecte por única e inolvidable vez. Casi, casi al mismo tiempo que ese disco doble salía a la calle. Warm Gun.

En España le dicen D"ú"VD

Bueno, parece que los errores del pasado no ayudan demasiado, y la incongruencia bestial de ese día de horror en que Bigotes de Franco atribuyó a ETA el atentado continúa hoy, cuando el Partido Popular rompe todo con el gobierno español por abrir negociaciones: ehem, no! Por permitir que Batasuna dialogue con el socialismo vasco. Ahora que los neofranquistas derrotados se hunden mucho más en su fango, quizá aparezca una zona donde avanzar hacia soluciones para todo lo complejo, diverso y doloroso del conflicto.
Mientras tanto, en calles perpendiculares a la Avenida, pequeñas coincidencias hacen vibrar el presente, con la emoción a flor de piel, en ese ciclo lectivo que es el pasaje de una tecnología a la otra: el vhs tuvo su prueba de fuego (de cinta rayada) frente al betamax, ahora Sony quiere ganarle al resto (HDVD) con su Blu-Ray. Veremos.

Botella De Humo

En el principio del fin de la Avenida que uds. ya saben, antes de asistir a una obra de teatro en una casa del barrio Almagro (como dicen los pastores donde enclavaron su templo), compré una especial edición de Coca-Cola en forma de pelota de futbol, redonda. Ahora: para pegotear aquí una foto, busqué en gugl y apareció una serie de productos a la venta en el sitio "alternativa teatral", al que a veces consulto sobre temas, justamente, escénicos. ¿Qué ha pasao? No voy a reflexionar sobre el mundial y todo lo que ocurre a su alrededor, porque se trata de una experiencia que creo íntima, familiar, grupal, pero casi no seduce a la reflexión: cosa de mirar partidos y levantar la copa, aunque sea la de champán. Resulta que o el teatro independiente anda muy mal, y las trescientas obras en cartel son visitadas por los actores y directores de las otras obras nomás, anda muy bien y consiguió sponsors para vender productos que en el quiosco salen pesos uno a $6 (eso sale la botella onlain) o es un error. Gran preocupación en bambalinas y en las embotelladoras de Ranelagh al respecto, aún peor que la baja del sitio de la periodista avezada que nos deja sin voz ni ganas a los que ya dejamos la profesión por emprendimientos menos nobles. O no.

Dedicación Exclusiva

Cada centímetro, cada planta a punto de perder la guerra definitiva contra el viento, cada costado y cada ruido. En dirección al sur, si hay más sur todavía: Trelew hacia Gallegos. Ahí pasé alguna vez con un bimotor ajado que usábamos con un amigo chubutense para ayudar a la inmensidad de autos atrancados entre la nieve y el adiós. Allá no existe la idea de permanencia, y todas las dinámicas son formas arraigadas de los nervios en la quietud. Ansiedad en las rocas. Ella, te decía, es la que dejó huella, aunque suene feíta la rima. Cuando vivís entre remolinos, las palabras también se escapan. No es tan simple hablar, pero podíamos, con mucho esfuerzo. Porque habíamos dejado mucho más en Buenos Aires, más de lo que entra en un bolso marinero, y no lo íbamos a recuperar. “Estoy comiendo naranjas con la mano/después de un fin de semana de mierda” decía en ese poema, y creo que debo dejar claro que esos meses casi no podíamos decirnos nada. El acto de comer naranjas aparece, y es increíble, como la mayor de las felicidades. No importa el aroma citríco, el ardor entre los labios. Durante tres años de mi vida seguí el rastro afán de complacerla, dedicando cada envión, cada pequeña sonrisa que exhibo a que me quisiera un poco más. Ella no supo reconocer, no debería tal vez, todo lo que levanté en las casas congeladas que habitamos por la Patagonia Atlántica. Ese camino de caracoles para su pelo en un móvil colgado en el baño, el televisor con una budinera como antena. También, en una cabaña puse un especiero de madera con los nombres tallados, como “curcuma”, que da color pero no trae sabor. Parecida a la escarcha. (Ayer me mandó un mail que decía ‘hola. estoy embarazada. contame de tus cosas’).

Es de "La Menor Memoria", ese mismo libro que escribo lentamente hace mucho tiempo.

El Nervio Optico y la Comodidad

Será el aire de iodo que impregna todos estos últimos días, desde aquí, donde aprendí a caminar y de noche el bosque se impone desde ángulos impensados: el mar casi no se ve. Como bolso es bollo, y los objetos que se olvidan son los más preciados, releí algunas páginas que se pueden encontrar digitalizadas de Optic Nerve porque no traje esos primeros números que volvieron a mis manos hace poco. Tomine trabaja el cuadrito despojándolo de todo y lo llena de historias medio de tensión y fluidez, muy magnéticas. Ahora intenta una graphic novel por entregas, que se iba a llamar "White on Rice" pero no lo dejaron. Lo complicado es que, con suerte, sale una vez por año. La chica de este número nueve es la novia asianamerican que pronto dejará en el diez (de 05) Berkeley para ir a NY, por lo que el novio se pondrá a experimentar con pibas blancas. Todo termina en el once, a fines de este año. El trabaja en un cine y conoce a otra chica más en una fiesta lésbica. Lo trivial es sensorial aquí, y ya a esta hora no importa cómo se juntan las ramas derechas de los árboles con el comic asiático californiano. Importa, quizà, conciliar (apenas) el sueño.

Naturistrash

Después de la trilogía del núcleo duro, apio, berenjena y fruta cocinada, de repente me estoy encontrando con que las fobias, filias y rechazos con la comida vive adentro de mí un fogonazo de pluralidad y tolerancia. Encontré que la razón de ese trío tiene raíces antropológicas, porque a mi querida hermana tampoco le gustan entonces no puede haber invento ni razón posterior a la propia primera infancia: el niño ya escupía la mermelada. El dulce con salado sigue sin seducirme pero experimento con los sabores agridulces, sobre todo en el paraíso donde las fotos, los peces y los secretos abundan. Los cuentos chinos que hago en mi cocina, aunque en las últimas semanas casi ni existieron por falta de producto fresco en heladera y ganas, tantearon esos límites. Hasta probé con muchísimo esfuerzo algo parecido a lo anisado y no voy a decir, en público, que casi me atrajo. El sistema es una mezcla entre las semillas esporádicamente esparcidas de lino sobre el arroz integral y la pizza fortísima de acá a la vuelta, eso es naturistrash, el desbalance entre el mundo ajeno hace ya mucho tiempo de las carnes rojas y el universo inflado de los hidratos. Y todo lo demás también.

Veinte años temblando entre pixeles


A partir del nacimiento de la periodista Dina que reportea singularmente al mundo, pude recuperar ese momento en que la psicodelia a baja resolución de las primeras computadoras caseras informaba la vida de su padre y de la mía. O sea, aclaro, no está tan lejos de la que proponía Surruil y las primaveras en esos años, pero era, creo, nuestra forma de darle una explicación. Resumiendo: un dúo de amigos reprodujo pixel a pixel dentro de un lenguaje de programación infantil la figura de "Pique", mascota de México 86. La hazaña, sin fotoshop ni escáner, a la distancia es monumental. Otros hicieron un juego deportivo. Algunos visitamos la ciudad de Mar Del Plata en un congreso de intercambio donde la irrealidad primó sobre la con-ciencia. Enchufamos un primer modem en varias casas diferentes pero había poquísimos lugares donde conectarse, a veces a menos de trescientos baudios. Por eso, me dispongo con farmacia y con aguante a escribir esa historia, toda la telemática antes de que el fino humorista creara aquello de "me sentía mal y me internét" (1995, nacimiento comercial en el país). Para desglosar el nerdismo y darle la voz a los y las que en laboratorios húmedos, empresas agrias y subsuelos con cables, además de todas las madrugadas rogando para que con una llamada los padres no despierten, le dieron vida a una comunidad. En un ratito volvemos a las calles, pero ahora, con el frío, tecletiemos.

Tus veinte años temblando de cariño

Es 22, y el número de nuevo, con su travesía cumpleañera, su quinela, su masacre chubutense. Salió Ni tango ni tan poco, o como ahora se llama el long play. De paso un stream con prosa que conocemos bien, a puro mate, después de los nervios y en la comodidad de lo doméstico que parece venirse brillando, con limón en casa limón. Milonga cítrica. Me alegra que el frío del fin de semana acabe con música, y lo celebro con las amigas y los amigos que pusimos Surprais, ahora al Comandate Ranchito, y mañana quizá el próximo lábil lanzamiento.

Con música me voy dejando de poner musical, para tomar la pluma, y finalizar algunas letras que ahí quieren salir de pronto. "La brisa traviesa se ha puesto a juntar...", trae la Tonada del Otoño, espejo donde uno intenta garabatear.

Ese soy yo

Well I'll just skip the boring parts chapters one, two, three
And get to the place where you can read my face and my biography.
(...)
Well I never cared much for the money
And money never cared for me
I was more like a land-locked sailor
Searching for the emerald sea.
(...)
Oh my God
First love opens like a flower
A black bear running through the forest light
holds me in her sight and her power
But tricky skies, your eyes are true
The future is beauty and sorrow
Still, I wish that we could run away
and live the life we used to
If just for tonight and tomorrow

Paul Simon, That's Me, ahora (mismo), otro regreso, muriéndonos de frío acá.

Arte BAF

Anduve en la feria porque Juana de Arco tiene una galería y tenemos allí el disco. Recorrí bastante y coincidí con la mamá de un amigo en una sola cosa...Del lado "adulto" los cuadros tienen marcos. Del lado "joven", no. Pienso muchas cosas sobre el campo del arte después de andar por esos pasillos, pero no quiero emplomar a nadie con eso. Casi no voy a galerías, pero tengo la memoria de haberlo hecho demasiado por circunstancias familiares y patiado museos muchos. Observé que se terminaron, por lo menos en ese recorte que algo debe exhibir de lo que sucede, aunque muuuy poco, las "instalaciones", que me resultan una garcha. Volvió la pintura que es lo que siempreferí. De todas maneras, sigue esa cosa de mezcla entre óleo y diseño gráfico donde lo absoluto y lindito de círculos y trazos y figuras acuadradadas se imprimen sobre figuras humanas, y hay poco derroche de colores y cosa más imperfecta, que me copa más. Igual Dieguito Gravinese metió una fuente con frutas escondida y vi que eso puede ser un pequeño camino al regreso de la....naturaleza muerta. Tout le reste, más que literatura, es una cosa de marca, moda y matelasé. Es lo mismo que el BAF, donde un día conocí a Natalia. Hordas corriendo tras una copa de champán caliente, vasos y besos desenfocados, poca brocha y mucho aluminio. Vamos mejor a pasear por la Avenida de ya saben qué.

Pasadizo

Creo que después de algunos días y noches intensos encontre una pequeña clave para entender la obsesión con el pasado, en todas sus dimensiones: geneailógicas, emocionales e históricas. Si la noche de desasosiego me la paso buscando el pasado sin presente (como en una canción del poeta de la cuadra) en los pequeños detalles de las contiendas chirriantes de la guerra civil española, hay otra donde el pasado se corporiza con presente y, en un segundo, todo lo renueva. Uno puede salir a la calle, viajar por el mismo día en otras épocas, y a puro jugo de naranja ganar la batalla del Ebro, o hacer que el sitio de Madrid no haya sido vencido (atención catalunya: la guerra se perdió ahí, no al norte). Luego, la vida continúa en ese otro presente doméstico del poco a poco, el nuevo álbun de Paul Simon que se llama Surprise, y la política que nos atraviesa, escribiendo, reunioneando, intentando llegar a Palermo, las leyes contractuales y el procrastineo de lo que debo hacer (o ¿"no debo"?) para que la cuenta de banco se abulte. Cuando la inseguridad me abandona, hay que hacerle mucho caso, eso está claro, y avanzar hacia una tercera república secular. Por lo visto, esos detalles chirriantes de 1936-39 no me dejaron. Pero es el presente, eh. Ahora (mismo).

El Monte de los Olivos


David, según el primero de los libros de fantasía, lloró la muerte de su hijo allá. Según el segundo Jesú caminaba por ahí desde Betania a Jerusalén. Nosotros fuimos, de regreso por Av. San Martín, cuando la tentación de entrar a mi barrio preferido de la ciudad siempre es demasiada. Devoto de vos, claro, como en la canción que hemos hecho con Rubín, en la que escribí el romance de un Pablo (por Pablo's, cafébar sobre Nueva York) y Olivia, por Monte Olivia, que pueden apreciar en la foto y es la mejor heladería del mundo, con su mus de chocolate y frutilla al agua vieja escuela, su cartón alargado color lima para guardar los cucuruchos a granel cuando los llevás a casa. La Plaza Arenales está ahora en reparaciones, pero su añosa arboleda tiene encanto personalísimo. El almuerzo fue en La Pava, donde las chicas del barrio se lamentan por la mirada esquiva de un masculino en la facu y terminan "desadmitiéndolo" del msngr mientras comparten, con avidez y el tono de recato y austeridad de siempre, un mate con pan de campo (yo la mermelada no la unto). Los sánguches, enormes. La ansiedad extrema de Retiro solo se puede mitigar luchando horas con el tránsito para llegar allí, a ese monte de paz donde la estación del ferrocarril Urquiza se llama Libertador. La del San Martín, por supuesto, se llama Devoto.

¿Cómo es tu cuarto?

Ha pasado. Hablás y te imaginás una forma concreta y aireada de ese cuarto donde ella duerme. Por ej: paredes blancas, algún pouster, el tel. con forma de labio. También, otra vez, un cubrecama palette celeste que sigue cubriendo aún con fuerza, ese es su dominio mientras explica algo que pasó durante el día. En mi cabeza armé la planta, el corte y la vista de ese dormitorio claro, con sus colores en cada rincón y mi desorden preferido. Cada vez que el diálogo regresa, yo imagino ese mismo lugar, con alguna variante leve, como una ventana si se levantó para mirar las nubes, o una calcamonía de otro momento arrancada, con el pega-pega como silueta desvanecida. Llega un día en que fui. El lugar, ante mis ojos, está corridísimo de todo lo que vi a través del teléfono. Nada que ver, entonces. Otras formas, ningún color (tampoco pregunté cómo era nunca) y la cama en diferido. Ahí vuelve entonces la vista, ese pedazo de la memoria cabrón y compulsivo, y en las próximas llamadas será siempre el lugar que creí, no el que vi, el que se mantenga presente al hablar. Todo el tiempo permanece en ese cuarto que fui construyendo, nunca en el que vive. Ella corre un escritorio que yo había ubicado en un costado mientras me cuenta sobre su hermano... acomoda el montón de ropa que dibujé en una mesita al comentar sobre la calle en Valeria Del Mar, pasa de una silla que soñé a la alfombra que no existe. Aquel espacio de verdad, donde vive, fue apenas una chispa que desapareció para siempre. El que sigue vivísimo en las conversaciones, es el del cubrecama.

Dos de Mayo, Malasaña Existe


En la Plaza del Dos de Mayo, lugar de reunión de borrachines y yonquis que ya no están, se prohibió la celebración hace ya tres años de un levantamiento contra los franceses en 1808. Sí, "estoy hablando de Madrid". Con algunos amigos, borrachos pero no yonquis, empujamos tachos de basura con ruedas en un invierno que parece ya lejano. En otro, asistimos a las libaciones a ciento cincuenta pelas de La Vía Láctea, La Vaca Austera, o el Laboratorio de la Calle Colón, todo en cercanías de la plaza, o casi no tanto. Desde este espacio apoyo al Movimiento Vecinal Maravillas-Malasaña, que no quiere que solamente los cuarentones le entren al botellón por la noche. Prefiero que el grupo de rock "Las Malas Lenguas" atemorice a las vecinas. Porque sí, porque donde termina el Bajo y empieza apenas Monserrat, en el espíritu, quiero que se parezca a ese lindo barrio acabado por los sms, las operaciones triunfo y los seat a plazo. La llama está viva. Brindemos.

(Mi) Mundo Nuevo

No importa que después tuve un encuentro con el pasado que mejor hubiera quedado en eso, a las seis de la mañana, en las cercanías de mi casa. Todo eso ahora (mismo) intento con fuerza que no importe. Lo relevante, total, indescriptible, es lo que hizo el gran director: muy cada tanto tiempo para dejarnos procesarlo en silencio. Como esos ruidos y esas ramas, flotando en el aire crocante de 1607. No falten, vayan ya mismo, ahuyenténse de las chicas a las que cuesta expulsar de la vida, que no valen tal vez las penas, que perturban el corazón. Visitándolo al mago acá.

No los queremos, no los necesitamos

Un tipo que tiene apellido de buen futuro promisorio, Claudio Loser, argentino, economista, pelotudo, ex director del fondo, dijo que "El desprestigio del FMI tiene que ver con la coyuntura económica internacional y el retiro de Krueger no debe ser interpretado como una señal de fracaso, sino como el trabajo de alguien que hizo lo que tenía que hacer", entre otras paparruchadas. Bueno, si eso no es fracaso, para un tipo que se llama perdedor, qué le queda a esa institución de buena gente y bellas funciones.
En otro orden de cosas, anduve comprobando en dos idas y vueltas hacia palermo la potencia magistral de la avenida, con un snapshot sólo retínico de una pibita con flequillo en la esquina de Malabia. Nada de árabe, ni siria, ni canning, por supuesto. También me cuesta decir Perón, pero eso es porque sigue vivo...

Fe Atea

A partir de lo que marinita escribió entré a reflexionar, porque sí, porque asocié Finlandia con la Avenida a través de un libro constelar, en lo que une y desanuda Santa Fe. ¿Por qué vereda camina ud.? Una sola vez emprendí el viaje total, desde el nuevo túnel que la separa del horroroso Belgrano vía Plaza Italia via Pueyrredón vía Alto Palermo Bagdad vía Santafe&Callao hasta la Plaza San Martín. Ahora prefiero lo que con Ludo hemos denominado "Florida Entera", que son los mismos pasos que, si quiere, mi hermano Panchito puede hacer para ir desde su hogar hasta su colegio. En los recuerdos del futuro desordenados está el teléfono que atendíamos en radio del plata fm (sí, Z95) en las medianoches pre paladium, casi esquina Junín... la Bond Street de los esqueiters muy violentos y temprana con tablas marca "trash"... una disquería cerca del Banco Nación donde partía el micro al Club El Carmen.
Todo es demasiado, pero lo que cuenta es que la arteria convoca al presente de las pibas más lindas de la ciudad, eternamente y sin fallas. Turismo ebrio, eviten otros recorridos, hagan una vereda o la otra. Para detenerse a por unas semillas de lino acá, después de la nueve de julio de la mente.

Besos de clonazepan

Tuve una música que acompañó el casi interminable sumergido largo invierno dos mil cinco: La Costa Brava, grupo español de canciones. Fran, solista, ahora está por sacar su propio álbum y larga las maquetas para que todos las escuchemos y le digamos que sí, que lo cumplas, estamos esperandolo: él sostuvo ya una vez "Me llamo Fran y quiero que todo el mundo se haga rico". Me gusta Besos de clonazepan, ahí cuando la madre tiene un armario con remedios...disponibles.
La escafandra de blindex gordo enorme que nos cubre cae sobre nosotros cuando el rivo dice hola qué tal, ahora (mismo)
"Hubo un emperador romano que hizo atrasar el acceso de las naves espaciales, en el 2014 estamos conquistando el mundo", dice Walterio, oyente de Dan. ¿En qué dosis andarán estos muchachos? Gravitones, dice otro...

Se quisieron como nunca

Son setenta y cinco años hoy de se va la Segunda República española, y a pesar de tanto calendarismo, no hay por qué no recordar que el catorce de abril nacía un germen que después se reventó en sí mismo: el espejo doblado de una nación que un ratito luego, se pulverizaría. De madrugada en Buenos Aires leo que en Madrid lo resuelven (el aniversario) comentando por el camino del amor y la primavera. Justo ayer vi en la TVE que las playas del sur se estaban llenando de bañistas del norte en busca de mar a temperatura pasable. Las glicinas se lucen mientras es posible preguntarse ahora (mismo), como siempre lo hago al querido amigo Iván, en tierra francesa hoy, qué diablos hacen aún esos tipos en el palacio, todavía. Es tiempo ya para la Tercera, linda y secular.