Devoto de vos

No era en su obra maestra del panroc, hoy aparentemente, dicen en voz baja, a punto de regresar con mejor sonido aún que esa tapa bellísima del caset. Tampoco en Querido Coronel Pringles (los chimangos,los teros, las ranas, la siesta), casi un poema del muchacho de la calle Stegmann. Ocurría justo al oeste de la ciudad, en el rincón donde nació. Como a todos los que vamos nos cuesta escapar: "y si todo fuera tan sencillo en la vida/no sería tan importante poder salir". Por supuesto que la letra que escribí y musicalizó Rubin (natural de la zona, extrañamente judío allí) no llega ni a sus talones, claro, es solo una oda menor para un romance de la tarde en la plaza arenales. Ayer, mientras hablábamos, repasaba las calles y todas tus preguntas volvieron al agua, pero ciertas, repletas de verdades crudas y tranquilas: me debés una foto del pasado, yo casi voy abriendo el presente, como ese regalo que sube el camino de ladrillos amarillos.

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