El lado de la sombra

Mi abuela Elena siempre hizo crucigramas. Aún ahora, compra las revistas españolas que traen otras palabras, otros mundos de referencia: muchos miles de años más, sobran los lacayos de Carlos quinto. Joker, y sus encarnaciones abundan en paquetes del quiosco, revientes de Ediciones De Mente. Me acuerdo también de Humor & Juegos. El asunto es que nunca pude pasar más allá del principio, siempre había un dios egipcio para interrumpir la cita (te la pueden complicar también por teléfono). Este hombre de camisa es un artista entero, organiza el mundo desde su departamento, paciente como dibujante de comic en Berkeley. La película es fascinante, abrumó una noche larga y la madrugada posterior, la volvió más efervescente. Con blancos y negros nomás, con una idea. No entiendo mi letra, hace ya muchos años que dejé el lápiz, pero vos por suerte escuchás la voz, desde el sillón, con ropa de invierno en verano, y la estufa apenas apagada.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

no entenderse la letra sería algo así como no reconocerse la voz.

¿exisitirá ya el word de las voces?

tal vez

Anónimo dijo...

Tu abuela tiene mi nombre!
mi mama hace bocha de esas cositas
besos
te quiero
ele