Estacionamiento

Dicen por ahí que en san francisco hay tres estaciones: invierno, verano y niebla. Te extraño, sabelo, cuando los grados tienen menos de un dígito y me olvido de poner acentos, temperatura odiosa al pensar que la más fría estación todavía ni empezó y le queda un mes a ésta, de mentiras. No aguanto, realmente, la fiebre ya pasó, pero antes aunque sea había escarcha, falta el gas, la luz se corta cuando paso de página, allá la primavera fría tiene gracia china y podés salir a hacer unos cuantos km. de subida y bajada, los barrios duran quince minutos, y los asesinos llaman al chronicle para contar sus andadas. El único diario que leería impreso, a ver quién toca en bimbos o esa columna de restoranes, yuet lee con los números primos. Hasta el insomnio se disuelve en el pacífico y uno puede iluminar a quien dejó allá lejos como si ella fuera la reina de java, al rato escuchar en vivo estaba bailando en un bar de lesbianas y que esa misma madrugada el mundo se desplome para siempre.

Tus treinta años temblando de cariño

En el día de varios aniversarios, imposible eludir como tantas veces la huella del número, un poco esa plaza y esas largas horas en devoto esperando la salida y el extraño mes y medio primaveral. Poco resta para la bicentenia en esta ciudad cada vez más rara. Recordamos también la entrada en la joven adultez del relato de corazones acelerados, soles de láser doble, hijos díscolos y regurgitación de mitos que tanto nos gusta, por supuesto. Para cerrar la serie gik del dibujo y los filmes en este frente: adentarse en otros terrenos que mantienen la brújula apuntando de nuevo a la música, uh....Unos muchachos armaron legión, están totalmente chiflados, y además del fanatismo cuasi religioso del culto se organizan como un ejército para profesar el bien de la comunidad. Saludos a Gary Kurtz, el primer productor que volvió una noche.

Mi Viuti

En las playas donde aprendí a caminar, Roberto López murió el mismo verano aquél de los despertares y los canta bares y los autos lunáticos y el divorcio. Todo entre la arena, como otros meses de otros años allá, eran portadas que el carrito traía, humor quincenal que en febrero era por mes, boxeadores santafesinos y balcones: el peor final para el mejor humorista. Viuti siempre me había sorprendido quizá por el trazo que sólo vi en Lizán apenas de este lado, el espacio en despliegue, los edificios detrás que no se terminaban, la única sombra sin firmeza, pero era la burbuja del centro a las tres. Lo diminuto como estado de ánimo perfecto y en su esfera, "Los Superados" que es brillante, sicólogos con carterita, la maestría. Ayer volvió entre las cajas una edición en tapa dura del 82, la única creo en ese deluxe, también tengo "El Sexo De Viuti" que Distal confunde con porquerías de Nik en anaqueles, corran. El flequillo de teodoro entre nosotros.

(fuente del scaneo currada de este gran blog)

Todo lo que sé en la vida lo aprendí de dc

En un ensueño de frío y niebla, intentaba explicarle a un amigo de qué se trata la "continuidad" en el universo dc. Para espantar a los incrédulos de los quadrinhos, el discurso de ahora en más se cierra para explicar el mundo a partir de los cuatros colores: dejá de leer, o seguí, si podés. Todo esto es literatura, quizá la única que me interesa en un formato jubiloso, acá, acá y acá. Después de la guerra, los superhéroes volvieron con otras formas y los anteriores quedaron olvidados hasta que el maestro Gardner Fox unió a dos flashes de ambos mundos, armó el quilombo que recién la crisis puso en fila para crear más agujeros como gente sin pasado o estatuto temporal o amigos o casa. Ahora todo es lío, y hoy me compré después de añares un par de ejemplares a ver que pasaba en el mundo, en una visita a Fredy, sagaz en los subsuelos donde todo empezó, la galería james bond street. Qué lindo leer los doce números de crisis enteros tomando el mejor jugo, pero quién podrá hallarlos entre tantas cajas, entre tantas muelas: abrimos los códigos para que se hidrate todo, para que vos entiendas que al hablar te estás quedando muda.

Te dare dos flores y vos un duodecadron

Elvio sacó con su mano maestra la muela del juicio del costado izquierdo el que palpita, antes, sentado ya en el banco de plástico y con la vista entera de callao hacia entrerío en singular, me dijo que días atrás había estado un amigo cantante gran compositor, judío por la mitad en el mismo lugar. De regreso con muchas pastillas y un duodecadron, hablamos sobre la inteligencia del hombre de la velocidad en los dedos y la boca, ya tanta farmacia y menos aguante me hacían ver cualquier cosa casi en viewfinder. Elegí un filme donde actúa kevin s, y no de bob silencio, donde la pesca está por detrás y se llama "agarre y largue", y también este otro que ilustra, sobre cazadores de almejas en los setenta. Anzuelos y dientes para vos.

Despedite un poco más, dale

No hablamos, rompe el silencio, leo todo lo que escribí unos meses del año pasado donde había mas adjetivos y más palabras graves que registros del día y libros en el curso del agua. Quería prestarte una grafic novel de seiscientas páginas sobre una frazada y vos seguro pensabas que es más triste, te dabas vuelta, todo parecía simple y sinuoso en la recuperación sin pasado: no te olvides que estás presente igual, eh, aún en el enojo. Volví de nuñez por la avenida de las chicas lindas y tiene 55 cuadras donde cada segundo podría organizarse como un modelo, o un tono, de los metros recorridos, cada cuadra un estilo, un año del calendario, cada esquina un borde, cada vidriera de noche un pedazo de la canción que me olvido. Ayer, cerca de la puerta, cuando dije que me había despedido, yer friend afirmó muy segura el principio de la próxima después de las dos que hicimos hoy: "despedite un poco más". La mejor frase del otoño.