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Llegaron los amigos del alma que aún permanece pura. Me trajeron una remera de bich bois y el cantautor judío que nació en
devoto el pin que ilustra este nochedía, una de las canciones del nuevo disco, que le di a la princesa para que los guarde y sonría, con filias y fobias, aunque se quede mientras se va. El viernes que no empezó ecualizado: me llaman para que vuelva a ser el anfitrión del equilibrio mental, desde una institución que solo puede clausurar (espero que estés mejor). Aunque el fin de año venga a apalearnos, brindamos, no se ponen más sucias como dice
dieguito...Sólo es el cambio, los que se fueron, curva del siglo. El jugo se exprime de a poco con naranjas paraguayas.
1 comentario:
La cena está pedida y no llegás
La historia de mi vida
No parece tener un final
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