Será el aire de iodo que impregna todos estos últimos días, desde aquí, donde aprendí a caminar y de noche el bosque se impone desde ángulos impensados: el mar casi no se ve. Como bolso es bollo, y los objetos que se olvidan son los más preciados, releí algunas páginas que se pueden encontrar digitalizadas de Optic Nerve porque no traje esos primeros números que volvieron a mis manos hace poco. Tomine trabaja el cuadrito despojándolo de todo y lo llena de historias medio de tensión y fluidez, muy magnéticas. Ahora intenta una graphic novel por entregas, que se iba a llamar "White on Rice" pero no lo dejaron. Lo complicado es que, con suerte, sale una vez por año. La chica de este número nueve es la novia asianamerican que pronto dejará en el diez (de 05) Berkeley para ir a NY, por lo que el novio se pondrá a experimentar con pibas blancas. Todo termina en el once, a fines de este año. El trabaja en un cine y conoce a otra chica más en una fiesta lésbica. Lo trivial es sensorial aquí, y ya a esta hora no importa cómo se juntan las ramas derechas de los árboles con el comic asiático californiano. Importa, quizà, conciliar (apenas) el sueño. |
El Nervio Optico y la Comodidad
Naturistrash
Después de la trilogía del núcleo duro, apio, berenjena y fruta cocinada, de repente me estoy encontrando con que las fobias, filias y rechazos con la comida vive adentro de mí un fogonazo de pluralidad y tolerancia. Encontré que la razón de ese trío tiene raíces antropológicas, porque a mi querida hermana tampoco le gustan entonces no puede haber invento ni razón posterior a la propia primera infancia: el niño ya escupía la mermelada. El dulce con salado sigue sin seducirme pero experimento con los sabores agridulces, sobre todo en el paraíso donde las fotos, los peces y los secretos abundan. Los cuentos chinos que hago en mi cocina, aunque en las últimas semanas casi ni existieron por falta de producto fresco en heladera y ganas, tantearon esos límites. Hasta probé con muchísimo esfuerzo algo parecido a lo anisado y no voy a decir, en público, que casi me atrajo. El sistema es una mezcla entre las semillas esporádicamente esparcidas de lino sobre el arroz integral y la pizza fortísima de acá a la vuelta, eso es naturistrash, el desbalance entre el mundo ajeno hace ya mucho tiempo de las carnes rojas y el universo inflado de los hidratos. Y todo lo demás también.
Veinte años temblando entre pixeles
A partir del nacimiento de la periodista Dina que reportea singularmente al mundo, pude recuperar ese momento en que la psicodelia a baja resolución de las primeras computadoras caseras informaba la vida de su padre y de la mía. O sea, aclaro, no está tan lejos de la que proponía Surruil y las primaveras en esos años, pero era, creo, nuestra forma de darle una explicación. Resumiendo: un dúo de amigos reprodujo pixel a pixel dentro de un lenguaje de programación infantil la figura de "Pique", mascota de México 86. La hazaña, sin fotoshop ni escáner, a la distancia es monumental. Otros hicieron un juego deportivo. Algunos visitamos la ciudad de Mar Del Plata en un congreso de intercambio donde la irrealidad primó sobre la con-ciencia. Enchufamos un primer modem en varias casas diferentes pero había poquísimos lugares donde conectarse, a veces a menos de trescientos baudios. Por eso, me dispongo con farmacia y con aguante a escribir esa historia, toda la telemática antes de que el fino humorista creara aquello de "me sentía mal y me internét" (1995, nacimiento comercial en el país). Para desglosar el nerdismo y darle la voz a los y las que en laboratorios húmedos, empresas agrias y subsuelos con cables, además de todas las madrugadas rogando para que con una llamada los padres no despierten, le dieron vida a una comunidad. En un ratito volvemos a las calles, pero ahora, con el frío, tecletiemos.
Tus veinte años temblando de cariño
Es 22, y el número de nuevo, con su travesía cumpleañera, su quinela, su masacre chubutense. Salió Ni tango ni tan poco, o como ahora se llama el long play. De paso un stream con prosa que conocemos bien, a puro mate, después de los nervios y en la comodidad de lo doméstico que parece venirse brillando, con limón en casa limón. Milonga cítrica. Me alegra que el frío del fin de semana acabe con música, y lo celebro con las amigas y los amigos que pusimos Surprais, ahora al Comandate Ranchito, y mañana quizá el próximo lábil lanzamiento.
Con música me voy dejando de poner musical, para tomar la pluma, y finalizar algunas letras que ahí quieren salir de pronto. "La brisa traviesa se ha puesto a juntar...", trae la Tonada del Otoño, espejo donde uno intenta garabatear.
Con música me voy dejando de poner musical, para tomar la pluma, y finalizar algunas letras que ahí quieren salir de pronto. "La brisa traviesa se ha puesto a juntar...", trae la Tonada del Otoño, espejo donde uno intenta garabatear.
Ese soy yo
Well I'll just skip the boring parts chapters one, two, three
And get to the place where you can read my face and my biography.
(...)
Well I never cared much for the money
And money never cared for me
I was more like a land-locked sailor
Searching for the emerald sea.
(...)
Oh my God
First love opens like a flower
A black bear running through the forest light
holds me in her sight and her power
But tricky skies, your eyes are true
The future is beauty and sorrow
Still, I wish that we could run away
and live the life we used to
If just for tonight and tomorrow
Paul Simon, That's Me, ahora (mismo), otro regreso, muriéndonos de frío acá.
And get to the place where you can read my face and my biography.
(...)
Well I never cared much for the money
And money never cared for me
I was more like a land-locked sailor
Searching for the emerald sea.
(...)
Oh my God
First love opens like a flower
A black bear running through the forest light
holds me in her sight and her power
But tricky skies, your eyes are true
The future is beauty and sorrow
Still, I wish that we could run away
and live the life we used to
If just for tonight and tomorrow
Paul Simon, That's Me, ahora (mismo), otro regreso, muriéndonos de frío acá.
Arte BAF
Anduve en la feria porque Juana de Arco tiene una galería y tenemos allí el disco. Recorrí bastante y coincidí con la mamá de un amigo en una sola cosa...Del lado "adulto" los cuadros tienen marcos. Del lado "joven", no. Pienso muchas cosas sobre el campo del arte después de andar por esos pasillos, pero no quiero emplomar a nadie con eso. Casi no voy a galerías, pero tengo la memoria de haberlo hecho demasiado por circunstancias familiares y patiado museos muchos. Observé que se terminaron, por lo menos en ese recorte que algo debe exhibir de lo que sucede, aunque muuuy poco, las "instalaciones", que me resultan una garcha. Volvió la pintura que es lo que siempreferí. De todas maneras, sigue esa cosa de mezcla entre óleo y diseño gráfico donde lo absoluto y lindito de círculos y trazos y figuras acuadradadas se imprimen sobre figuras humanas, y hay poco derroche de colores y cosa más imperfecta, que me copa más. Igual Dieguito Gravinese metió una fuente con frutas escondida y vi que eso puede ser un pequeño camino al regreso de la....naturaleza muerta. Tout le reste, más que literatura, es una cosa de marca, moda y matelasé. Es lo mismo que el BAF, donde un día conocí a Natalia. Hordas corriendo tras una copa de champán caliente, vasos y besos desenfocados, poca brocha y mucho aluminio. Vamos mejor a pasear por la Avenida de ya saben qué.
Pasadizo
Creo que después de algunos días y noches intensos encontre una pequeña clave para entender la obsesión con el pasado, en todas sus dimensiones: geneailógicas, emocionales e históricas. Si la noche de desasosiego me la paso buscando el pasado sin presente (como en una canción del poeta de la cuadra) en los pequeños detalles de las contiendas chirriantes de la guerra civil española, hay otra donde el pasado se corporiza con presente y, en un segundo, todo lo renueva. Uno puede salir a la calle, viajar por el mismo día en otras épocas, y a puro jugo de naranja ganar la batalla del Ebro, o hacer que el sitio de Madrid no haya sido vencido (atención catalunya: la guerra se perdió ahí, no al norte). Luego, la vida continúa en ese otro presente doméstico del poco a poco, el nuevo álbun de Paul Simon que se llama Surprise, y la política que nos atraviesa, escribiendo, reunioneando, intentando llegar a Palermo, las leyes contractuales y el procrastineo de lo que debo hacer (o ¿"no debo"?) para que la cuenta de banco se abulte. Cuando la inseguridad me abandona, hay que hacerle mucho caso, eso está claro, y avanzar hacia una tercera república secular. Por lo visto, esos detalles chirriantes de 1936-39 no me dejaron. Pero es el presente, eh. Ahora (mismo).
El Monte de los Olivos
David, según el primero de los libros de fantasía, lloró la muerte de su hijo allá. Según el segundo Jesú caminaba por ahí desde Betania a Jerusalén. Nosotros fuimos, de regreso por Av. San Martín, cuando la tentación de entrar a mi barrio preferido de la ciudad siempre es demasiada. Devoto de vos, claro, como en la canción que hemos hecho con Rubín, en la que escribí el romance de un Pablo (por Pablo's, cafébar sobre Nueva York) y Olivia, por Monte Olivia, que pueden apreciar en la foto y es la mejor heladería del mundo, con su mus de chocolate y frutilla al agua vieja escuela, su cartón alargado color lima para guardar los cucuruchos a granel cuando los llevás a casa. La Plaza Arenales está ahora en reparaciones, pero su añosa arboleda tiene encanto personalísimo. El almuerzo fue en La Pava, donde las chicas del barrio se lamentan por la mirada esquiva de un masculino en la facu y terminan "desadmitiéndolo" del msngr mientras comparten, con avidez y el tono de recato y austeridad de siempre, un mate con pan de campo (yo la mermelada no la unto). Los sánguches, enormes. La ansiedad extrema de Retiro solo se puede mitigar luchando horas con el tránsito para llegar allí, a ese monte de paz donde la estación del ferrocarril Urquiza se llama Libertador. La del San Martín, por supuesto, se llama Devoto.
¿Cómo es tu cuarto?
Ha pasado. Hablás y te imaginás una forma concreta y aireada de ese cuarto donde ella duerme. Por ej: paredes blancas, algún pouster, el tel. con forma de labio. También, otra vez, un cubrecama palette celeste que sigue cubriendo aún con fuerza, ese es su dominio mientras explica algo que pasó durante el día. En mi cabeza armé la planta, el corte y la vista de ese dormitorio claro, con sus colores en cada rincón y mi desorden preferido. Cada vez que el diálogo regresa, yo imagino ese mismo lugar, con alguna variante leve, como una ventana si se levantó para mirar las nubes, o una calcamonía de otro momento arrancada, con el pega-pega como silueta desvanecida. Llega un día en que fui. El lugar, ante mis ojos, está corridísimo de todo lo que vi a través del teléfono. Nada que ver, entonces. Otras formas, ningún color (tampoco pregunté cómo era nunca) y la cama en diferido. Ahí vuelve entonces la vista, ese pedazo de la memoria cabrón y compulsivo, y en las próximas llamadas será siempre el lugar que creí, no el que vi, el que se mantenga presente al hablar. Todo el tiempo permanece en ese cuarto que fui construyendo, nunca en el que vive. Ella corre un escritorio que yo había ubicado en un costado mientras me cuenta sobre su hermano... acomoda el montón de ropa que dibujé en una mesita al comentar sobre la calle en Valeria Del Mar, pasa de una silla que soñé a la alfombra que no existe. Aquel espacio de verdad, donde vive, fue apenas una chispa que desapareció para siempre. El que sigue vivísimo en las conversaciones, es el del cubrecama.
Dos de Mayo, Malasaña Existe
En la Plaza del Dos de Mayo, lugar de reunión de borrachines y yonquis que ya no están, se prohibió la celebración hace ya tres años de un levantamiento contra los franceses en 1808. Sí, "estoy hablando de Madrid". Con algunos amigos, borrachos pero no yonquis, empujamos tachos de basura con ruedas en un invierno que parece ya lejano. En otro, asistimos a las libaciones a ciento cincuenta pelas de La Vía Láctea, La Vaca Austera, o el Laboratorio de la Calle Colón, todo en cercanías de la plaza, o casi no tanto. Desde este espacio apoyo al Movimiento Vecinal Maravillas-Malasaña, que no quiere que solamente los cuarentones le entren al botellón por la noche. Prefiero que el grupo de rock "Las Malas Lenguas" atemorice a las vecinas. Porque sí, porque donde termina el Bajo y empieza apenas Monserrat, en el espíritu, quiero que se parezca a ese lindo barrio acabado por los sms, las operaciones triunfo y los seat a plazo. La llama está viva. Brindemos.
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