Ayer fue dramático, hoy es okey

Justo cuando los sonidos que invaden este rincón, en el borde preciso del retiro hacia el río hacia la zona de las finanzas y (oh!) la política, se volvían aire y agua, llegó la tolerancia. A ver: renovar la distribución del sistema operativo hizo que todo lo que tenía no se pierda, sino se congele. Por lo tanto, treinta y cinco gigavatios de música pacientemente bacapeados en pilas de cd pintados a mano en el escritorio. Cuando llegó el momento de volver a meterlos en su respectiva cueva magnética, decidí que ya eran suficientes años de cantautores y piratas de un dylan mordido, cancionero español, gotas de luminoso chámber pop y todo eso. Recorté lo mínimo para sobrevivir y con el regusto de aquello, vino un poco de, caramba, "instrumental". No es como probar la compota, claro: es más bien lo agridulce negado o las clases escasas de un tenis sobre superficie dura. Llegaron, en el derrape, pibas islándicas a las que siempre escapé y con el nombre de álbun sublime que hoy gobierna el posteo. Ecualizadas al sueño ahora muy nocturno y breve, interrumpido por ese llamado a las tres de la mañana, que retumba aún pero se va apagando.

El dormir, una soga

Que solo mi canción aleja en fila y de a una a tus angustias
/ que dormís sin pastillas
/ sin ningún sacudón
/ si te llamo y te canto una canción
Nos rumiamos eternos
/ en mi canción de cuna
/ y ahora querés que les cante a los dos
/ la que fue mi canción de cuna para vos

(tu cama queda ahora a un tren y un colectivo de mi cama/gabo ferro)

El insomnio es un lazo

Después de ese estado puro, que acompañó la semana que se fue desecualizando hasta llegar a las treinta y seis horas sin sueño, vino el aprendizaje. Portugal-Holanda mientras sucumbía a largos ratos del dormir entreverado, aunque siempre insistí en que nunca ni la falta ni la abundancia son acumulables. Los dolores estiran el cuerpo apenas flexible, y en el racconto surgen haces de luz muy puntuales: La Giralda (y su choco toddy caliente) como rincón de pelea con ex novia y hasta de una despedida postergada, es hoy de día el principio de una vida casi nueva que se avecina y no dejará tiempo, ni, para el insomnio. Cosa increíble, pero mucho de lo que en la mesa planiamos e imaginamos desde, quizá, esas largas madrugadas pinamarenses ahora puede cuajar. Por otra parte, la Avenida el viernes por la tarde bullía. Di una vuelta para comprar un buzo con capucha y encontré vitalidad fotologuera en mochilas y sonrisas, mas allá de la fotocopia, el brillo del estilo resplandece y trae excitación. ¿Dormir? ¿Cómo se deletrea?

Ponés canciones tristes para sentirte mejor

Un largo y extenuante blanco y negro show eléctrico, donde sobresale sin duda la canción que se llama "Adiós", en Obras Sanitarias, el sábado pasado. Género traicionero el de los sms, al que todavía no puedo acostumbrarme a pesar de cumplir, junto con la copa en el azteca, los veinte años de new model: mismo lapso en la telemática desde expo usuaria ochenta y seis. No me gusta redactar más rápido en los dedos que la tecnología que me ofrecen. Ahí mismo, en el templo del roc, una batalla entre la popular y el campo con mensajes incompletos y razones esquivas por lo que terminamos separando los caminos para reencontrarnos en ese mismo departamento de madrugada húmeda que, sí, repito y todo, acaba en la Avenida aquella. El Domingo del padre: Ludo recibió regalos, me dijo ayer, en general indumentaria. Quise llegar el lunes a Devoto pero el insomnio no lo permitió. Monte Olivia me espera. En San Francisco el seis a cero se festejó como aquí, con los amigos abrazados al teléfono. Un disco instantáneo de una sola noche, otro con el campeón el mes próximo y seguimos orquestando los tracks para próximos lábil lanzamientos. Wow. Quién pudiera guardarla entre los dedos...

Gustavos

En el principio, estaba Gusta. Longilíneo, primero que se "fue a vivir solo", el mejor intérprete del mejor rock argentino en piano & en guitarra: su despedida atómica en Adianchi, sito en el confín de la esquina con gente despierta y ginebra, presentó mi único espectáculo en vivo como mitad de Bulón Bovino. Era 1993 y todo parecía tan fácil. Ahora es padre de un niño que se llama Andrés, y sigue cristalino. El segundo fue GAN, que en ese mismo momento deformativo apalancaba con la poesía y la existencia también roquera, con pantalones de terciopelo a la salida del centro cultural de los recoletos. El lunes lanzó su segundo libro, "Pulsiones" y fue mi segunda incursión en presentaciones de libros de poesía en diez años. La anterior, hace muy poco, picante y repleta de travesuras, exhibió todo como antes (no te olvides que soy/distinto de aquél/pero casi igual). El libro, el de Gustavito, tiene un sector de Angeles y un sector de Teléfonos, donde me encuentro a gusto. Distancia y proxemia, como hace un rato, cuando una charla transochada por los pares telefónicos casi termina o empieza con cuatro años de idilio mayor. She Said She Said: "..bueno, es con vos que la charla por tel. se deshilacha y se hace fuerte y mis pausas tienen algo, un poco, de sentido". El tercero es Secchi, compañero desde la lejana y fría jarvar de una serie de sueños en el publishing, del dominio completo de los modos y las prácticas de la industria que amamos, aquella donde los atorrantes judíos pagaban por sus canciones a los brillantes compositores negros con llaves de cadillacs alquilados. Donde Mottola se quiere quedar, diciéndole adiós a Neverland y Jackson, con el santo grial: unos temitas que incluyen "Rain" y "I´m Only Sleeping", entre otras pequeñas cosas. Levanto, hoy, la copa por uds. tres.

Estoy comiendo naranjas con la mano, después de un fin de semana movedizo

Todos le pedimos que vuelva a conectar su blog al mundo, le rogamos a Dina que vuelva, entre tragos ácidos de seven up y sonrisas cómplices al fondo de la librería. Ella respondía con miradas esquivas, sexi en su reinado, como evita en el exilio del viaje donde vio al Franco que Juan Perón solo conoció un día: nadie sabe por qué, antes de volver justito. Entonces: el viernes del reencuentro y los sillones que me llevaron al entrepiso aquel, donde te reconocí por tus botas, y la salida al frío de la noche del día sin saquito por la gélida Avenida, la única posible. Mhmmm. Llegó entonces, en fastforwar, ese tipo amargo y bostero que, en su desazón, puso dos pases buenos para que ganemos al áfrica profunda y las reflexiones sabias de mi hermano Iván en el futón del costado cuando vino a casa, luego. "Cuando se terminan los nombres raros de mis amigos y mis amigas, empiezan los apellidos. Nunca se acaba", exclamó sacándose la campera inflada. Mi preferida es Ona, una especie de yoko doblemente femenina, cuando a la original encontrale la femineidá si podés. Después, y claro que importará el después, llegaron las pibas de Corrientes y Junín, en este caso provincia y pueblo, la mínima danza, los grados centígrados y el domingo de sol. Apenas.

Londres, Entonces, 1968

Ahí, vibrando con el blanco y negro sinuoso, veo por primera vez una que siempre me faltó: Somos los mejores, del sesenta y ocho. Con cámara portátil y un cast que mezcla al eterno perfecto Dringue con Disi, Brandoni y hasta Renán, el asunto es perseguir al Estudiantes que iba a jugar en Londres porque, seguramente, las salas se iban a llenar en busca del perfil de Bilardo tomando mate en un pub de la ciudad más gris. En el universo paralelo de los programadores de Volver, será una invitación a cambiar un par de canales para verlo hacer maravillas con el poeta fértil ambos parados, dialogando sin retorno, en el mayor acto de humor en vivo en mucho tiempo. La película atraviesa meteoros de ray bans, aeropuertos, parques, vida qué vida la mía te asustaría, pibas en vestidos frescos: cruzando los planos y casi olvidando el diálogo anodino y futbolero. Para mostrar un ambiente de orden batido, ciudad que humea, en uno de esos rara avis que con felicidad celebro se proyecte por única e inolvidable vez. Casi, casi al mismo tiempo que ese disco doble salía a la calle. Warm Gun.

En España le dicen D"ú"VD

Bueno, parece que los errores del pasado no ayudan demasiado, y la incongruencia bestial de ese día de horror en que Bigotes de Franco atribuyó a ETA el atentado continúa hoy, cuando el Partido Popular rompe todo con el gobierno español por abrir negociaciones: ehem, no! Por permitir que Batasuna dialogue con el socialismo vasco. Ahora que los neofranquistas derrotados se hunden mucho más en su fango, quizá aparezca una zona donde avanzar hacia soluciones para todo lo complejo, diverso y doloroso del conflicto.
Mientras tanto, en calles perpendiculares a la Avenida, pequeñas coincidencias hacen vibrar el presente, con la emoción a flor de piel, en ese ciclo lectivo que es el pasaje de una tecnología a la otra: el vhs tuvo su prueba de fuego (de cinta rayada) frente al betamax, ahora Sony quiere ganarle al resto (HDVD) con su Blu-Ray. Veremos.

Botella De Humo

En el principio del fin de la Avenida que uds. ya saben, antes de asistir a una obra de teatro en una casa del barrio Almagro (como dicen los pastores donde enclavaron su templo), compré una especial edición de Coca-Cola en forma de pelota de futbol, redonda. Ahora: para pegotear aquí una foto, busqué en gugl y apareció una serie de productos a la venta en el sitio "alternativa teatral", al que a veces consulto sobre temas, justamente, escénicos. ¿Qué ha pasao? No voy a reflexionar sobre el mundial y todo lo que ocurre a su alrededor, porque se trata de una experiencia que creo íntima, familiar, grupal, pero casi no seduce a la reflexión: cosa de mirar partidos y levantar la copa, aunque sea la de champán. Resulta que o el teatro independiente anda muy mal, y las trescientas obras en cartel son visitadas por los actores y directores de las otras obras nomás, anda muy bien y consiguió sponsors para vender productos que en el quiosco salen pesos uno a $6 (eso sale la botella onlain) o es un error. Gran preocupación en bambalinas y en las embotelladoras de Ranelagh al respecto, aún peor que la baja del sitio de la periodista avezada que nos deja sin voz ni ganas a los que ya dejamos la profesión por emprendimientos menos nobles. O no.

Dedicación Exclusiva

Cada centímetro, cada planta a punto de perder la guerra definitiva contra el viento, cada costado y cada ruido. En dirección al sur, si hay más sur todavía: Trelew hacia Gallegos. Ahí pasé alguna vez con un bimotor ajado que usábamos con un amigo chubutense para ayudar a la inmensidad de autos atrancados entre la nieve y el adiós. Allá no existe la idea de permanencia, y todas las dinámicas son formas arraigadas de los nervios en la quietud. Ansiedad en las rocas. Ella, te decía, es la que dejó huella, aunque suene feíta la rima. Cuando vivís entre remolinos, las palabras también se escapan. No es tan simple hablar, pero podíamos, con mucho esfuerzo. Porque habíamos dejado mucho más en Buenos Aires, más de lo que entra en un bolso marinero, y no lo íbamos a recuperar. “Estoy comiendo naranjas con la mano/después de un fin de semana de mierda” decía en ese poema, y creo que debo dejar claro que esos meses casi no podíamos decirnos nada. El acto de comer naranjas aparece, y es increíble, como la mayor de las felicidades. No importa el aroma citríco, el ardor entre los labios. Durante tres años de mi vida seguí el rastro afán de complacerla, dedicando cada envión, cada pequeña sonrisa que exhibo a que me quisiera un poco más. Ella no supo reconocer, no debería tal vez, todo lo que levanté en las casas congeladas que habitamos por la Patagonia Atlántica. Ese camino de caracoles para su pelo en un móvil colgado en el baño, el televisor con una budinera como antena. También, en una cabaña puse un especiero de madera con los nombres tallados, como “curcuma”, que da color pero no trae sabor. Parecida a la escarcha. (Ayer me mandó un mail que decía ‘hola. estoy embarazada. contame de tus cosas’).

Es de "La Menor Memoria", ese mismo libro que escribo lentamente hace mucho tiempo.