Casa Quiere
Ellos se abren ante el cielo de uriburu, tan pero tan cerca del refugio donde pasamos tantos años comparando lo que decían ingleses y franceses sobre la cultura popular, tan cerca de madelén, donde tratábamos con juancito de comprender el punto del tejido de esa soledad esquiva, tan cerca de donde nací y donde leo se fue. Era, también, con los mejores amigos abrazados en la canteena, el brindis del día afuera de nuestro tiempo, y adentro. Ellos, agotados en el desmayo de los mariachis, con la casa en construcción y el futuro acá, la reina madre de anteojos perfectos, el duelo fotográfico, crónica, de día, tan de día que tuvimos que ponerle un toldo ante el jardín de la medianoche y seguíamos...
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