En la kermés de la NEA

Ahí, en vidal, cuando ingresaba porque nos habíamos ido antes del club el carmen, ahí, cuando el loco bok se lanzó al verme desde una tarima o un piso más grande, ahí le gané el libro de yoko a maría eva que manejaba uno de los puestos. No podemos acordar cómo y a qué se jugaba: juntaban plata para el viaje de egresados que, según algo se borra, fue en sierra de la ventana en el verano ochenta y siete. María me lo dio, quizá era algo que ella misma había aportado, y todavía lo tengo: sobrevivió a mil mudanzas y por dos décadas a ella no le vi la cara, aunque siempre supe por donde andaba...Todo se cruza, entonces, ayer en ese bar ilustrado en las escenas del amor por un grupo (el puerto que no sale al mar), cuando varios que podrían ser el brillante roquero en esa etapa existencial lo viven no como origen de la ironía sino como verdad y campera de cuero. Una de las noches fuera del tiempo: antes de la tragedia, antes de la cuerina, antes del fin del mundo.

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