Después del banco de arena

En un pequeño desliz del torrente, pude correr apenas, la lluvía se detenía: volví al lugar que no se había inundado. El martes por la noche en esta ciudad del sur la confusión paralizó los corazones y el subterráneo, cinco minutos después el centro vacío y las avenidas tiesas. Los muchachos de un sitio surfero imaginan reportes del tiempo distrópicos donde se puede bajar de una ola en la costanera, como ilustra la foto. No es tan distante, en la inundación del ochenta y cinco cruzamos una galería de la calle canning con el agua casi entre los dedos, y una tabla de telgopor hizo el resto. El peso se va perdiendo, llegaron los libros, casi todo está en orden. ¿Volvió el tono cerrado, lo inconexo, aquello que no se entiende demasiado? Quizá. Por un rato. Hoy es un día importante: el sistema que será batalla y fin del enemigo ya anda suelto por los cables. Lleguemos a él. Tiene las respuestas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Desde Santiago de Chile, tb. quisieramos tener algo semejante a la fotografía, pero no es nuestra realidad, somos y seremos parte de este paisaje, el nos da respuestas a nuestras vidas, con tanto calentamiento global creo que estos cambios radicales pueden hacerse efectivos a no ser que el paisaje se nos seque aún más.
Interesantes temas...