Casa Quiere
Ellos se abren ante el cielo de uriburu, tan pero tan cerca del refugio donde pasamos tantos años comparando lo que decían ingleses y franceses sobre la cultura popular, tan cerca de madelén, donde tratábamos con juancito de comprender el punto del tejido de esa soledad esquiva, tan cerca de donde nací y donde leo se fue. Era, también, con los mejores amigos abrazados en la canteena, el brindis del día afuera de nuestro tiempo, y adentro. Ellos, agotados en el desmayo de los mariachis, con la casa en construcción y el futuro acá, la reina madre de anteojos perfectos, el duelo fotográfico, crónica, de día, tan de día que tuvimos que ponerle un toldo ante el jardín de la medianoche y seguíamos...
En la kermés de la NEA
Ahí, en vidal, cuando ingresaba porque nos habíamos ido antes del club el carmen, ahí, cuando el loco bok se lanzó al verme desde una tarima o un piso más grande, ahí le gané el libro de yoko a maría eva que manejaba uno de los puestos. No podemos acordar cómo y a qué se jugaba: juntaban plata para el viaje de egresados que, según algo se borra, fue en sierra de la ventana en el verano ochenta y siete. María me lo dio, quizá era algo que ella misma había aportado, y todavía lo tengo: sobrevivió a mil mudanzas y por dos décadas a ella no le vi la cara, aunque siempre supe por donde andaba...Todo se cruza, entonces, ayer en ese bar ilustrado en las escenas del amor por un grupo (el puerto que no sale al mar), cuando varios que podrían ser el brillante roquero en esa etapa existencial lo viven no como origen de la ironía sino como verdad y campera de cuero. Una de las noches fuera del tiempo: antes de la tragedia, antes de la cuerina, antes del fin del mundo.
Con la birome en una mano y la farmacia en la otra
Pensaba en dejar un poco el discursito, hablar para todos: eso intento y funca en las canciones, desde la noche llegué a la cuenta de que un poco me salía trabajando con una música ajena en ese inglés chingui chingui que nunca entendí usan los músicos de este lugar. Para componer, meten frases inconexas como para llenar una letra que no existe todavía. ¿Por qué no español? Quizá la herencia del roc y la música popular, los vinilos que se editaban, así. Victoria me dijo que hablo como citando canciones y no se entiende si son propias o ajenas, en el estado de ebullición letrístico y de lirics no tan delirantes, justas. Le dije que ya no le debía una cita de viel, claro, que también es un date. El pop español como espejo de posibilidad en los sellos chicos que no paramos de escuchar y descubrir, quizá para poner sobre la tela pequeños himnos domésticos o radiales. Desazón e insomio de crónica, pastillas de una suegra que las toma por la tarde con un clarito de vodca en el bar del plaza. Los nervios son más fuertes que el mar del norte. ¿Clarísimo?
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