No voy a pensar en nada más

Salir apenas, demasiado, en el sótano italiano surf con el socio rubín que me obsequió el inhallable antes pero recién editado lejos, que incluye la mejor canción del grupo, claro: aprender a respirar, excluida del primer albun, muy repetida en una cinta que llegó al pacífico y resume la sensación de ir desde neptunia hasta delfines viendo como diliar con el vacío del fin de la ilusión de la relación. Viernes chileno con javiera, remolino de los noventa entre la gente pero cálida espera enrollados luego, después de la lluvia, donde reinó la única paz. También, entre sueños, visité aquel lugar y era, uhh, parecido a lo que parecía en otro insomnio de largos cinco años. Los mosquitos suben, la primavera brilla en el perú, la risa extendía la sonrisa que se apagaba con la mañana, y me desperté.

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