como si soplara el viento hago tiritar los pastos

De regreso de esa noche en que partí con la compañía primera de mi otro hermano mayor y Diego J. Chomski, tortas de chocolate en un barrio del futuro, demasiado escrito: vuelvo al bajo encantador, a unos meses de abandonarlo, con tu compañía que apenas lo descubre intento que te fascine como a mí. La espiga de las estrellas en un eje donde el río está muy cerca, la política demasiado, el tren qué...nos..pasa, la avalancha de los foreigneros con sus bolsas henchidas, todo cerrado en el domingo metálico. Un barrio de verdad, quizá el único de la ciudad que no tiene niños ni perros en absoluto, imaginado en la sombra del palacio. Cuando te fuiste al otro extremo imaginé la llegada, con techos bajos a medio cambiar por la primavera del durloc que no nos gusta, en el sur, y la sensación clarísima fue ("llegué hasta el hall, llegué hasta el portal"), que el vértice de esta zona es un embudo para el dolor del agua, y desde arriba se ven otros mares menos próximos. Ah, el "evitismo" no va fuera del dispositivo, la comprensión de la mitad de la historia en los ojos de la mujer de los toldos extrapolada del hombre de lobos no corre, no existe, es fantasía no ya del relato democrático berretaico sino de pobres almas siempre confundidas, aún más en este siglo. Dije hombre, por no decir general, palabra que ontem fue desatribuida (en un trato de vos, jamás de ud. al cobarde benjamín, entonces sonaba fea), quizá mañana use teniente general para referir al cuerpo presente en san vicente. ¿y el pasto, y retiro? Prendo la radio.

3 comentarios:

aaaaaa dijo...

che, veo-leo que tenes el linkilino; decime una cosa, se puede conseguir ardimos, el disco, puesto que es el unico que no figura en ninguna disqueria.
cha gracias.
hernan.

fede dijo...

invitare a manu a responderte, no lo se!

abrazos


f.

aaaaaa dijo...

okey, gracias, yo le escribi, pero no me dijo nada al respecto.
hernan.