Margaux Maeva

Se escapa de las manos, transforma todo al paso entre la torpeza y la altura, sublime o la remera sublimada, con los apuntes a cuestas manchados de alcol, el teléfono que pierde entre los idiomas que sacude desde la boca perforada y la ropa de gasa, los hilos de un timbre en los hilos de una voz que desaparece por el viento de la isla de brando, nadie la vio dormir, satélite prendido que vuelve loco a cualquiera, claro, no registra, mejor, no registres, margaux, ya gobernás el mundo sin salir, apenas, de este rincón del río.

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