
En un ensueño de frío y niebla, intentaba explicarle a un amigo de qué se trata la "continuidad" en el universo dc. Para espantar a los incrédulos de los quadrinhos, el discurso de ahora en más se cierra para explicar el mundo a partir de los cuatros colores: dejá de leer, o seguí, si podés. Todo esto es literatura, quizá la única que me interesa en un formato jubiloso,
acá,
acá y
acá. Después de la guerra, los superhéroes volvieron con otras formas y los anteriores quedaron olvidados hasta que el maestro Gardner Fox unió a dos flashes de ambos mundos, armó el quilombo que recién la crisis puso en fila para crear más agujeros como gente sin pasado o estatuto temporal o amigos o casa. Ahora todo es lío, y hoy me compré después de añares un par de ejemplares a ver que pasaba en el mundo, en una visita a Fredy, sagaz en los subsuelos donde todo empezó, la galería james bond street. Qué lindo leer los doce números de crisis enteros tomando el mejor jugo, pero quién podrá hallarlos entre tantas cajas, entre tantas muelas: abrimos los códigos para que se hidrate todo, para que vos entiendas que al hablar te estás quedando muda.