Secular

En el despertar del primer día del año, el del sol de eterna primavera, es cuando podemos apagar la estufa para siempre. Comí mientras pensaba en el ayuno. Todas las cargas que podemos tener se van diluidas en el caldo de la sopa de matzo balls, y como aprendí discutiendo primero y en la calma después a llevarme muy muy bien con mi judaísmo secular, celebro también: pero no pido perdón. Tomo un poco de vodca ruso en la memoria de Leonardo, le digo feliz cumple a coti, escucho ese mismo disco húmedo que se moja que estamos escuchando todos, pruebo corregir una canción que se llama recién, reconcilio, hacia dentro. El tiempo, que dirige las actividades del planeta y algunos corazones, es este mismo: de eso se trata, ahí está lo secular. Acá.

La mía te asustaría

Volvía y todo se vuelve tan extraño, y como bien dicen los amigos del sub mundo, qué difícil cuando se corta la interne. Ellos también sostienen una gran verdad, la de este lugar como suma de poblados interconectados por silencio. Por eso apareció escuchando la próxima colección valiente del comandante (...ser el dedo que te toca...) en privado y su raid en público de templanza y mesura un lugar de la memoria, cuando era muy chico y pasaba raudamente por santa fe de la veracruz, esa ciudad que no es la que todos dicen que está cada vez más linda. Santa Fe debe estar más fea, hace mucho que no voy, pero tiene un encanto voraz, súper antiguo, no es postal ni comentario de nadie, la cerveza cuesta dos, el fernet tres, el quilo de ajíes no sube a catorce. Quizá es buen lugar para pasar ese verano de humedad a cincuenta grados, sin anfeta de propina, y de repente seguir peronista en aguas socialistas después de veinticinco años.