Voy a un club mientras...
Entre los vientos algo huracanados y uruguayos y las caminatas sin fin, mucho más imprecisas que entre El Dorado y Borneo, probé ese limón trágico que los adultos dejaban secar en el parador de la veinte, que tuvo muchos nombres: el preferido (aunque los papeles digan la draga) es el pacha, sin acento español. Despúes del recital de aquel que hilvana las mejores frases ya entre multitudes, huimos del bar para el reviente para invocar, en los subsuelos de un hotel en la otra esquina, la cifra transparente de la india. Entre valijas, máquinas de escribir y fotos de otra era me dijiste una verdad chiquita, ya aquí, en santa maría. Ayer escuché que tengo la moral de antaño, de la ciudad vieja, y eso es sin duda y también por lo que iba escuchando en las mesas del bajo en la temprana década perdida, cuando con tomi armábamos barcos de maní y vela de papel ante los cristales originales de la vega. Nada me gusta más que alguien al doble de la edad diga te acordás y responderle como si me acordara, cuando en realidad no estaba, pero me acuerdo. Allá vamos: a beber los bombay an tonic en el make out room, a los besos a la tarde, que es cuando corresponde.
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4 comentarios:
Buen viaje, Fede!
Aun hoy, a estas horas, tengo el dulce sabor de los gin tonics de anoche con Saphire. Que gran bebida!
que noble bebida, el sapphire.
y ahora con su botella de diamantes!
Fede... estas hablando del makeout room de SF? Sapphire and tonic, como no... -rodrigo
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