Comienzo y fin de la nieve

Ahora es la segunda muela del juicio que se va, y Elvis, den tista de dos grandes amigos roqueros incorpora después de veinte años de cuidar mis dientes vietnamitas algunas canciones que llevo para su ipod: sobre todo variaciones de joao gilberto, que siempre hace mejor el mismo setlist. Mientras en Leblon pide, por supuesto, igual plato cada día y no le muestra la cara de su serenidad al camarero, acá aguardamos con ansia suprema que se vaya por fin dale antes el frío asesino. Un nuevo escrito nació: lleva tres páginas, parece ser el impulso para terminar con la desidia y la inmolación nocturna de mejorar al tennis en la wii. También este domingo probamos una canción que para mí salió mejor que para mi parceiro, hay fe en el verano musical, y: no sé por qué, quizá la península esté más cerca y pueda volver a probar el bocadillo de tortilla con salsa de tomate que tantas veces me dijo acá estoy, perfecto, en la ciudad más nueva porque nació ahora (mismo) en el siglo dieciséis.